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LNE FRANCISO GARCIA

BILLETE DE VUELTA

Francisco García

Paco Prendes, el hombre y el oso

Allá donde se encuentre, en tierra de nadie o limbo inconcluso, puesto que el ateísmo de un anticlerical virulento no tiene cura ni después del responso, Paco Prendes, abogado, escritor, político, articulista y paladín del republicanismo asturiano, agradecerá con mayor aplauso cualquier dictamen de la Fiscalía contra los chanchullos del Rey emérito que el reconocimiento a su figura como hijo predilecto de Gijón, de decisión municipal unánime y de completa justicia.

La predilección de Prendes Quirós por su ciudad era casi poética e innumerable. Lo sabía todo de ella, de su historia reciente y lejana, de sus familias estelares y el pedigrí de los apellidos, de los prebostes políticos de otros siglos y de sus grandes obras. Lo sabía todo de ella y no se daba importancia pese a ese conocimiento enciclopédico, que abarcaba sobre todo desde el siglo XVIII, con la preeminencia portuaria, que trajo alegrías y el bullicio de las "casas de diversión, deleite y raciocinio masculino" que iban proliferando por El Llano y El Tejedor, según me contó una vez, solemne y socarrón, al anunciarme los prolegómenos de un proyecto literario que incluía las semblanzas de los primeros cónsules de El Musel. Así era Prendes Quirós, senatorial de discurso, patricio de hábitos.

Durante años paseó a su fiel "Colás" por las calles del centro de Gijón, o bajo los soportales de Marqués de San Esteban si barruntaban, perro y amo, inminente aguacero. Pero tengo para mí que hubiera adoptado a un oso por mascota, especie regicida donde las haya, si Carmen le hubiera permitido tenerlo en casa, correteando por el pasillo.

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