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LNE FRANCISO GARCIA

BILLETE DE VUELTA

Francisco García

En todas las ocasiones y más

Sales estos días fuera de Asturias en busca de afectos suspendidos temporalmente por los rigores de la pandemia y te tienes que acostumbrar a recibir de terceros una salva de honores y parabienes: "Enhorabuena, asturiano, que habéis doblegado al virus", te espeta un conocido, adscrito a la canícula mesetaria de tardes a la solanera, en el tránsito por la calle principal de la ciudad levítica. Unos pasos más allá, otro que te reconoce pese al escondite de la mascarilla, te afronta con las mismas: "Qué suerte, vivir en Asturias y sin el bicho. ¿Cómo lo habéis conseguido?". Quiere saber si el éxito de ser por fin los primeros en algo es achacable a los políticos, a los sanitarios o a la población. Que la región haya logrado poner cerco al ataque inmisericorde del covid-19 es consecuencia de distintos factores confluyentes. El Gobierno regional ha actuado con transparencia y firmeza; el sistema sanitario ha respondido con eficacia y solvencia a un reto desconocido y los asturianos, salvo deshonrosas excepciones, se han tomado la pelea con determinación, a rajatabla.

Quién estuviera en Asturias en todas las ocasiones y ahora más, añoran a día de hoy muchos españoles que van a elegir como primera opción veraniega la escapada a la primera región libre de coronavirus. A nadie sorprenda el alcance de esa añoranza cuando el mundo parece resquebrajarse y la llamada del viento del Norte, del mar y la montaña, del verde y el ocre, de la majada y el valle ubican en el mapa el destino más agradecido y saludable. Sean todos los visitantes bien recibidos, que compartir espacio y emociones está secuenciado en el ADN de esta tierra, pero lleguen armados de las mayores precauciones, no haya que candar de nuevo, por irresponsabilidad o descontrol, las puertas del paraíso.

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