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LNE FRANCISO GARCIA

BILLETE DE VUELTA

Francisco García

Sin esplendor en la hierba

Otra temporada aciaga del Sporting, que ha extraviado sus esencias

El Sporting se va de vacaciones antes de acabar el curso. O puede que lleve de holganza lo que duró la pandemia y el retorno a la actividad deportiva. Los futbolistas llevan semanas en la playa, tumbados al sol y a la bartola, mientras otros aún nadan para alcanzar la orilla. Tal es el asueto de un club que funciona igual con las gradas llenas que con el cemento pelado, que se ha perdido el respeto a sí mismo y a su tradición más ilustre. Lo que quedaba del alma rojiblanca de los tiempos gloriosos se lo llevó Quini a la tumba. No esperen un capítulo de este equipo reciente en el Canal Historia: no hay nada que contar. ¿Qué quedó del esplendor en la hierba?

"¿Y ahora qué, señor fiscal?", que diría con tino el maestro Puente. ¿Hacia dónde encaminaremos los pasos después del evidente varapalo? ¿Hacia qué vuelta de tuerca? Cierto, como cavilarán los optimistas del corifeo de plañideras de la oficialidad, que pudo ser peor, que anduvimos más cerca del abismo que de la gloria, y que salvamos. Pero en Gijón todo lo que no sea pelear por el ascenso es fracaso de estrépito. Ni siquiera regodearse en el mal ajeno alienta el consuelo de una temporada horrorosa: mal de muchos no siempre es pandemia, sino dejadez e incuria.

Como escribió Plauto, "nomen est omen". El nombre es signo, símbolo, presagio y profecía. El nombre lo dice todo y decir Sporting obliga a huir de la falta de compromiso y de la desvergüenza. Lo que no tiene nombre no existe, pero el Sporting no puede estar nominado permanentemente como los malos concursantes de "Gran hermano".

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