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Artesanos del nudo español

Una técnica tradicional de elaboración de alfombras y tapices que corre el riesgo de perderse

A los que gustamos de cubrir suelos y paredes con alfombras y tapices tejidos a mano, nos ha preocupado saber que hay cada vez menos artesanos que dominen la técnica del nudo español, una habilidad heredada de la cultura árabe. En los inicios de la década de los 70 del pasado siglo todavía subsistía en la Real Fábrica de Tapices una sección completa con cuatro telares en los que trabajaban siete mujeres. Entre otras cosas porque el régimen del general Franco estimaba que esa técnica era un producto propio de la identidad española y por tanto merecía ser conservada pese a su alto precio. De hecho, el coste de su mano de obra (en la actualidad, 1.600 euros el metro cuadrado por 15 días de trabajo por persona) hace inviable la pervivencia de una actividad que solo puede mantenerse por encargo de instituciones oficiales. El último fueron dos alfombras para el ministerio de Asuntos Exteriores. Aparte, claro está, de la anual limpieza del alfombrado del suelo del Congreso de los Diputados cuando cesa la actividad parlamentaria (paralelamente a esa operación, los insultos y las descalificaciones entre los políticos también merecen el oportuno borrado en las actas).

Leo todas estas curiosidades en un reportaje firmado por Peio Riaño, en el que da cuenta de la existencia en la Real Fábrica de Tapices de solo dos personas que dominen la técnica del nudo español, así como de los proyectos del ministerio de Cultura para declararlo Bien de Interés Cultural Inmaterial, y por tanto merecedor de especial protección. "Si no hay demanda -dice Alejandro Kekler, director general de la Real Fábrica- no vamos a poder mantener este oficio milenario". Salvo que las instituciones del Estado ayuden con sus peticiones, dado que no es posible competir en precio con los que en el tercer mundo trabajan en condiciones de semiesclavitud.

Desgraciadamente, la situación empeora y el número de artesanos que, por cuenta propia (y sin apoyo del sector público) dominan la técnica del nudo español ha disminuido estos últimos años. Me refiero a los tres hermanos Nistal, que en su telar de Astorga tenían abierto al público un establecimiento de venta de alfombras. Lo poco que trabajaban para fuera era por encargo de instituciones públicas dada la carestía de la mano de obra.

Yo compré algunas alfombras a los hermanos Nistal y lo mismo hicieron otros parientes, conocidos y amigos. Eran muy simpáticos y tenían una técnica comercial infalible basada en la confianza y en la observación del cliente, un arte en el que los habitantes de la maragatería son maestros. Prácticamente sin conocerte de nada te dejaban llevar las alfombras sin pagarlas hasta comprobar que te iban bien con el resto del mobiliario. De ser así (que siempre lo era) cerrabas el trato a través del banco y al precio convenido. Pasados los años, supe que se habían retirado del comercio.

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