La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Del "cascayón" al hostelero arruinado

La peatonalización "temporal" del paseo del Muro

En Gijón nos gusta eso de finalizar algunas palabras con el sufijo aumentativo "-on", "-ona" para enfatizar relevancia y grandeza. Tal es así que tenemos "la Escalerona", "la Iglesiona", "el Molinón", "la Acerona"? Sea bueno o malo, grande. El Ayuntamiento puede hacer una reforma estéticamente nefasta con el erario público, pero los gijoneses seremos fieles a "la Escalerona" o "al Molinón" por ejemplo.

Salvo la remodelación en 1993 del paseo del Rinconín, que significó un cambio substancial para esa zona y estéticamente resaltó positivamente, ninguna reforma o retoque del Muro de San Lorenzo ha merecido la pena. Ni las emprendidas por Areces ni por Paz Fernández Felgueroso. El actual equipo de gobierno, liderado por Ana González, se ha empeñado en dejar su particular marca en la ciudad. El modo de hacerlo es totalmente reprobable por dos motivos: por la estética de su conjunto y por no seguir, como ha denunciado Ciudadanos, las disposiciones del Plan Especial.

Es cierto que el Muro de San Lorenzo necesita de mayores espacios para los peatones y para actividades comerciales como por ejemplo las hosteleras. Para que se haga bien esa reforma harían falta, entre otras cosas, dos medidas imprescindibles. Por una parte, hacer un proyecto serio, discernido y en diálogo con el resto de partidos políticos, agentes sociales y ciudadanía. Por otra, hacer una evaluación rigurosa sobre las consecuencias de modificar los flujos de tráfico y no llevar "el problema" a otras zonas.

El gobierno municipal ha decidido hacerlo mal, tan rematadamente mal que para justificar el no seguir las disposiciones del Plan Especial, dicen que lo efectuado en el Muro es "provisional". Para aclararnos, el Partido Socialista Obrero Español en Gijón se ha gastado más de 200.000 ?para construir de modo "temporal" una especie de Cascayu gigante de colores que bien podríamos bautizarlo como "el cascayón".

Una cifra dramáticamente llamativa si consideramos varios aspectos: el dinero proviene del bolsillo de los ciudadanos, hace daño a sectores como el del taxi, el espacio no habilita para actividades comerciales, etcétera. Y lo que es peor, además de ser un "adefesio", se gasta este dinero para algo "temporal" en un momento tan delicado como el actual, en el que muchos hosteleros están arruinados o cerca de ello por el cierre forzado de sus negocios. Más oportuno sería destinar todos los recursos y esfuerzos para revitalizar económicamente nuestra ciudad.

Resulta muy curioso este modo de gobernar. Más que "cascayón", podríamos decir que es un "cacayón", uno más de este gobierno. Suma y sigue.

Compartir el artículo

stats