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Una diputada de base

La caída de Cayetana Álvarez de Toledo

Dolida por su cese fulminante como portavoz parlamentaria del PP en el Congreso de los Diputados, la señora Álvarez de Toledo, aparece en diversos medios criticando el fondo y la forma de la decisión adoptada por el secretario general de su partido. Al parecer, no lo esperaba porque el señor Casado, cuando la nombró, y aun después, hizo entusiastas elogios tanto de su preparación intelectual y de su desparpajo dialéctico como de su oratoria acerada. Por si eso fuera poco, era marquesa de Casa Fuerte y había estado casada con un aristócrata catalán. Todo hacía creer que Cayetana Álvarez de Toledo estaba llamada a ser un personaje destacado de la derecha española y azote permanente del gobierno de coalición social-comunista que preside Pedro Sánchez. Y así fue desde el principio de su actuación. La nueva portavoz, con su melena rubia, su cuello de cisne y su estilizada figura, (que recuerda algo a las mujeres que pintaba Modigliani,) entró a saco en los debates, manejando su desprecio como un látigo de siete colas. Al vicepresidente segundo, don Pablo Iglesias, que fue el blanco preferido de sus ataques, le llamó a la cara "hijo de terrorista". Y exhibió desde el escaño unos papeles en los que, supuestamente, se probaba tal condición. El líder de Podemos no salía de su asombro y dejó para su progenitor la tarea de dar cumplida respuesta en los juzgados. A todo esto, el padre de Pablo Iglesias ( el llamado "terrorista") fue inspector Trabajo y profesor en la Universidad de Salamanca. No fue, desde luego, esa la gota que colmó el vaso de la paciencia de sus jefes. Antes y después, su excesivo afán de protagonismo y la querencia a actuar por su cuenta y al margen de la línea de mando, lo que le costó el cargo. De momento, no ha renunciado a su acta de diputado que es lo normal en estos casos. Y lo justifica argumentando, un tanto cínicamente, que invertirá su estancia en el hemiciclo, en estudiar el margen de independencia de los diputados de base. Ella lo fue durante algo más de siete años y a alguna conclusión habrá llegado, con lo lista que es. Por regla general, los partidos políticos suelen nombrar como portavoces parlamentarios a los diputados con mas agresividad dialéctica y con la lengua más rápida . Y en eso el PP no podía ser una excepción. En esa línea, todos los que tengamos un cierta edad recordaremos al diputado extremeño Luis Ramallo, al valenciano Vicente Martínez Pujalte y al jiennense Rafael Hernando que precedieron en el cargo a la marquesa de Casa Fuerte. Los tres exhibieron una ferocidad oratoria y gestual un tanto impostada, aunque nunca traspasaron los límites que señalaban sus superiores.

No obstante, no le faltan admiradores a Cayetana. Y algunos muy ilustres, como el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, que le dedica un extenso artículo plagado de elogios en su colaboración semanal en un importante periódico. ¿Que defendía Cayetana como portavoz del PP? se interroga el escritor. Y se responde: "Pues, cosas tan sensatas y queridas por media España como que el Partido Socialista vuelva a ser lo que era en tiempos de Felipe González y el Partido Popular pueda unirse a él en una coalición que permita la recuperación de el país". Es una opinión.

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