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Alejandro Ortea

VARADERO DE FOMENTO

Alejandro Ortea

Para qué imaginar

Se toman decisiones tras muchas vueltas a las que no se les encuentra el sentido

Ya sabemos todos que la normativa publicada a causa de la pandemia acarrea, entre otras muchas consecuencias, la limitación de aforo en teatros y auditorios, así que el auditorio ovetense, por ejemplo, no iba a ser menos. En tal sala, venía teniendo lugar el solemne acto de la entrega de las medallas del Principado de Asturias con motivo del día de la región. Pero, ay, amigo, este 2020 nos hemos quedado los asturianos sin reconocer méritos a nadie. Lo peor es que da la sensación que nuestras infelicísimas autoridades regionales dan más importancia a un acto multitudinario a salón lleno, que al reconocimiento de los méritos de algunos de nuestros ciudadanos. Es como si el otorgamiento de las medallas fuera un engorro o fastidio para el consejo de Gobierno y su señor presidente y que la disculpa del covid-19 les viniese al pelo para evadirse de lo que, al parecer, reputan como un lío. La verdad es que la entrega de las medallas se puede realizar en un acto con infinidad de formatos, decenas de ellos con absoluto respeto de las normas de distanciamiento social, pero tal parece que es más importante el relumbrón que premiar ejemplaridades ciudadanas o méritos públicos adquiridos. Indica esta actitud la pobreza de ánimo de un gobierno, el asturiano, para acometer sus compromisos sociales, lo que no deja de ser una vergüenza para todos.

Esta encomiable decisión que se nos intenta colar como preocupación por la salud y que tiene que ver con una forma más de vagancia gubernamental es un ejemplo como tantos de los que podemos observar cada día en el desarrollo de las tareas de gobierno en nuestro territorio más cercano. Lo curioso es que los gestores públicos electos están convencidos de que ellos hacen todo lo que está en sus manos y más. Suelen gastar mucho tiempo en tediosísimas reuniones en las que el verdadero asunto a dirimir se envuelve en una considerable cantidad de argumentos y temas que muy poco o nada tienen que ver con su resolución. Los electos y ayudantes suelen ir por un lado y los profesionales y funcionarios por otro. Para obtener resultados prácticos, el político suele informarse bien, a veces incluso con asistencia técnicas externas si lo considera oportuno, y luego expone ante los técnicos de la casa lo que pretende y que estos últimos informen de si existe algún tipo de impedimento: normalmente y de actuar así, se avanza rápido y las cosas salen.

En el caso del destrozo del Muro de nuestra villa marinera, lo que de mano no se podía hacer, se ha vestido como solución provisional. Será curioso comprobar cómo se las arreglan para vestirlo como definitivo.

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