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Dentro radar

Asturias activa la app de alerta covid, eficaz si se informa y persuade de su uso

Hace semanas que "Radar Covid" está en mi móvil. Veo el icono azul cielo en la pantalla de inicio y en alguna ocasión he recibido un mensaje recapitulando la nula incidencia del virus alrededor de mis movimientos. Tranquilizador aunque carente de fundamento. La app acaba de activarse en Asturias; hasta ahora no hemos pasado del modo prueba.

Leo la noticia en mi dispositivo mientras cruzo la plaza del Marqués y escucho al fondo la proclama negacionista que un grupo de los acampados en el Parque Inglés hace, micrófono en mano, al pie de la estatua de Pelayo con mascarilla. Nos advierten de un nuevo orden mundial que llegará con la conectividad 5G. Ellos mismos se graban con sus móviles y se comparten en redes para difundir con los medios del enemigo el mensaje salvador.

Al igual que yo, un nutrido grupo de conocidos se ha descargado la app de forma preventiva y quizás algo ansiosa. Como una declaración de intenciones, a la espera de saber que la red se activa. Si el Gobierno central o el asturiano planean la captación de usuarios, nosotros ya estamos ganados para la causa. Incluso, por reconocerlo con franqueza, hasta nos hemos enredado en algún debate enojoso sobre privacidad. Afean nuestra candidez los mismos que aceptan a ciegas condiciones de acceso a webs o compran por internet las marcas que están en los escaparates de su barrio. Casi entiendo mejor a quienes lo niegan todo.

El caso es que desde que Google y Apple llegaron al acuerdo de facilitar una tecnología compatible con la protección de datos que se exige en esta parte del mundo, desde que cada gobierno encargó el desarrollo de la herramienta para su territorio nacional, desde que se implementó por comunidades autónomas, hemos pasado a pulmón la primera ola de la pandemia y ya estamos trepando hacia la cresta de la segunda.

Posiblemente "Radar Covid" nos habría ayudado antes. Tenerlo en Asturias a pleno rendimiento cuando fuimos comunidad libre de virus hubiera apoyado el rastreo alrededor de los primeros casos que luego fueron brotes. Bien, llega ahora. Pero precisa nuestra implicación para que tenga sentido. La voluntad de cada cual de descargar la app y, si se da el caso, introducir en ella el código de un positivo.

No todo el mundo está dispuesto a esa complicidad, ya lo hemos visto. Pero qué bueno sería que quienes sí -seguramente mayoría- estuviéramos ya perfectamente informados y persuadidos de su uso. Más bien tengo la impresión de ir tras el radar. Tras algo. Otra vez. En esta pandemia.

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