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Alejandro Ortea

VARADERO DE FOMENTO

Alejandro Ortea

Alcaldada manifiesta

La votación de la "provisional" reforma en el Muro dice muchas cosas nada buenas

En estricta aplicación de la legalidad vigente, el voto de calidad de la dilecta paracaidista y muy señora nuestra en advocación de alcaldesa, ha sido necesario para sacar adelante el turbio asunto de la reforma del Muro y su damero de colorines. Indica ello que ni tan siquiera toda la parte de babor está de acuerdo, porque los de Podemos se han abstenido en claro indicio de que no están de acuerdo con la actuación, pero que tampoco quieren hacer mucha sangre de ello en plena campaña de negociaciones presupuestarias. Los de estribor, claro, como un solo hombre en contra de la reforma. Mal asunto para una provisionalidad que no terminará hasta que nuestra baqueteada, pero resistente, villa marinera se deshaga de la dama parachutista y su ayudante el alcaldín para humos y coches: desgraciada combinación de voluntades bipartitas que indica a quién corresponde la máxima responsabilidad del desaguisado que no es otra que la alcaldesa. Se viene sosteniendo aquí desde hace unos lustros que una de las funciones inherentes a los alcaldes es hacer alcaldadas y esta lo es monumental. Entiéndese por alcaldada aquella decisión de una primera autoridad municipal que toma una decisión controvertida y sobre la que no existe el más mínimo consenso ciudadano. Lo del Muro es un ejemplo meridiano de alcaldada en su expresión más elevada. Las trazas que lleva, además es que, aparte de un fastidio y un engorro, tendrá difícil enmienda y exigirá a los que vengan detrás, si tienen los redaños suficientes, una larga y costosa enmienda y que, por el momento, al sernos vendida a la ciudadanía como una obra provisional, dejará por años, una fea cicatriz urbanística en el vial más significativo de la villa.

La soledad de la Alcaldesa al verse obligada a utilizar el voto de calidad para deshacer el empate, indica, así mismo, que no convence a su grupo y que solamente la disciplina de grupo municipal, o quién sabe si el temor, obliga a los socialistas a adherirse con sus votos al entuerto, por lo que el manejo de un solo representante de otra formación política y la terca voluntad de la alcaldesa han logrado que se aprobara una de las más nefastas actuaciones de los últimos tiempos en nuestras calles.

Como estamos en época presupuestaria, los de Podemos vuelven con su tema de la renta social bajo el brazo para que sea incluida, por valor de dos millones de machacantes, en la lista de inversiones consistoriales. Tampoco esto gusta en alcaldía desde donde se intentará desvirtuar uno de los pocos aciertos de la anterior corporación. Al alcaldín Aurelio de IU parece que le gusta. ¿Convencerá a la Gorgona?

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