La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

BILLETE DE VUELTA

Pautas "made in USA", por Francisco García

Puede que Estados Unidos esté sometido al escrutinio de un presidente tarado que se pasa las recomendaciones de los científicos por la entrepierna, pero no habría que desdeñar las enseñanzas que desde ese país puntero en ciencia y tecnología aventuran los expertos. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, que conforman la avanzadilla del sistema estadounidense para la vigilancia epidemiológica, acaban de confirmar que la mayoría de las personas se contagian inhalando el coronavirus que circula en partículas suspendidas en el aire. O sea, que cuando un infectado tose, estornuda, canta o habla en voz alta, y lo hace en un lugar cerrado, se convierte en una bomba de relojería. La transmisión por contacto con superficies, sin embargo, se considera muy poco probable. De manera que, amigo lector, usted puede seguir ojeando el periódico cada mañana en el bar en el que desayuna sin riesgo a contaminarse, aunque la página de sucesos o la de las esquelas haya pasado antes por otros ojos y otras manos.

La nueva guía de recomendaciones de los centros de control de epidemias en Estados Unidos incide en la ventilación exhaustiva de los espacios interiores y en la conveniencia de trasladar las actividades al exterior siempre que sea posible. Convendría que los ciudadanos nos atuviéramos a estos consejos de aval científico, pero también los políticos que nos gobiernan: que no den el cante ni conviertan las sedes parlamentarias en un karaoke, donde acuden a vociferar y a hacer el tenor o el jabalí; que aireen los despachos para evitar el hedor a naftalina, y que sacudan las alfombras y pasen el aspirador a tanto detrito; y sobre todo que salgan a la calle y se mezclen con el pueblo, aun a riesgo de llevarse a casa una pulmonía.

Compartir el artículo

stats