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LNE FRANCISO GARCIA

BILLETE DE VUELTA

Francisco García

El Gobierno confina a Felipe VI

El Gobierno quiere al Rey como a Madrid: confinado y calladín. Horneando bizcochos en Zarzuela, embutido en una mascarilla sin asomo de la bandera de España y distanciado institucionalmente de la actualidad. El veto gubernamental a la presencia de Felipe VI en la anual entrega de despachos a los nuevos miembros de la judicatura ha desatado una tormenta política de consecuencias incalculables, como vamos comprobando al paso de las horas. De un rey cazador hemos pasado en herencia azul a un monarca convertido en pieza de caza mayor. De los elefantes de Botsuana a la batida montuna del marqués de Leguineche con chalé en Galapagar.

Bastó una llamada de cortesía del titular de la Corona al presidente del Consejo General del Poder Judicial para que la Columna Durruti del Gobierno, el ala extremista del gabinete de Troya, comenzara a disparar metralla contra el Rey, bajo la dudosa prueba sumaria de haber sorteado su obligada neutralidad política.

La presencia del Jefe del Estado en el acto de nombramiento de los nuevos jueces supone un gesto de vínculo constitucional entre la Corona y el Poder Judicial. Los jueces dictan sentencias en nombre del Rey, de manera que la presencia de la Casa Real en el evento anual de la judicatura tiene mucho de simbólico y bien poco de molesto.

Ocurre que el rojerío extremo pretende merendarse con papas y mojo la monarquía y si no logra apoyos suficientes para plantear un referéndum en favor del advenimiento de la república va a hacer lo posible por ningunear a Felipe VI, orillándolo y sometiéndole a la humillación de impedir su movilidad para asistir a actos relevantes de representación institucional.

La excusa del Gobierno para impedir la presencia del Rey en Barcelona suena a chiste: garantizar la seguridad del monarca. Valiente Gobierno de botarates si no puede proteger a la primera magistratura del Estado allá donde vaya.

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