La pasada semana supimos que finalmente será el Colegio de Arquitectos quien liderará el grupo de 17 personas (si son expertos o no ya lo veremos), que, como avanzó LA NUEVA ESPAÑA, se encargará de acordar el diseño definitivo que lucirá el paseo del Muro; esa seña de identidad de nuestra villa marinera, apodada en su día cachondamente por algunos como la ruta del colesterol.
¿Qué quieren que les diga? Nada menos que 17 personas para proponer ideas, consensuarlas y aprobarlas, puede acabar como la clásica de reunión de comunidad de vecinos, donde casi nunca los más preparados son quienes llevan la voz cantante. Uno no puede evitar así creer que si se tratara de levantar a pico y pala todo el paseo, para volver a rehacerlo, probablemente el número de integrantes que se prestaran a ello sería mucho inferior. Calculen ustedes más o menos entre uno y siete.
Pero en esas estamos, aún a vueltas con algo que debiera estar más que finiquitado, como saldado ha quedado este verano pasado por mascarillas, en una prueba más de que en esta ciudad las cosas de palacio no es que vayan despacio, es que como en aquella canción de Ricky Martin van un pasito pa' lante y un pasito pa' atrás; cuando no, dos.
En un momento donde los rebrotes por el dichoso coronavirus, botan y botan de colegio en colegio cual plumero de la pampa (que por cierto, ahí sigue sin ser derrotado), y no siendo nuestra estudiosa villa una excepción, la percepción que desde fuera se tiene, al igual que ocurre con el asunto del Muro, es que en esta batalla sobran generales y urgen muchos más obreros, que son quienes a fin de cuentas acaban siempre por sacar las castañas del fuego; precisamente ahora que entramos en temporada del fruto seco por excelencia de esta Asturias, paraíso natural.
La pregunta está en boca de todos: ¿A qué han dedicado el verano nuestros políticos aparte de para brocearse sin ponerse colorados? ¿Por qué este país tiene las peores tasas de contagio de toda Europa y por qué con la vuelta al colegio se ha esperado hasta el último momento, dejando al final todo el pancho a los "soldados rasos"?
Lo dicho: en esta guerra lo que sobran son generales; o traducido al román paladino, sobran ministros.
