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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Mejor no sumen

El futuro de los planes de las ayudas europeas: su redacción, la elección de los proyectos, su reparto y su gestión

Ya sé que todos ustedes saben. No obstante, si quieren hacerlo, lo que no les recomiendo, como decía el Arcipreste de Hita a quienes desearen aprender formas de "loco amor" en su libro, aquí tienen los sumandos.

Un permanente ataque a Asturies. Desde la constitución del Gobierno del señor Sánchez él y su Mercurio, Teresa Ribera, se han empeñado en avanzar hacia la descarbonización a mayor velocidad que el resto del mundo (incluidos Alemania y otros países europeos, que abren térmicas de carbón): Asturies ha sido la región española más castigada por ello, con la destrucción de miles de empleos que no se sustituirán por nada.

Incumplimiento de promesas, ayudas a otras zonas e industrias. Los planes para ayudar a la modernización industrial se han diseñado con un techo que deja fuera, por tener necesidades superiores en sus cuantías, a muchas empresas asturianas. En cambio, facilitan el acceso a entidades catalanas y vascas que hasta ahora no podían hacerlo. ¿Casualidad? En todo caso, daño para nosotros. Pero sobre ello, el incumplimiento de promesas reiteradas y la paralela disminución de fondos viene siendo una constante en los dos últimos años. Así ocurre con el dinero para la compensación por los costes indirectos de CO2 a la gran industria electrointensiva. Del mismo modo, se viene mintiendo reiteradamente con la redacción y publicación del Estatuto de la Industria Electrointensiva, para compensar sus costes e igualarlos con los de otros países. Todas estas cuestiones no es que ayuden a las empresas para obtener más beneficios, es que les permitirían competir con sus rivales mundiales y, por ello, sobrevivir y mantener o crear empleo, que es la única forma de que lo haya.

¡Cómo será la cosa de escandalosa que hasta el mismo Presidente Barbón acaba de afirmar (por enésima vez) que los retrasos en la materia "son inaceptables"?

(Si me permiten. Cuando comenzó la primera crisis del petróleo -Franco comandante-, los informativos se reían de las restricciones europeas de gasolina afirmando que nosotros nunca íbamos a tenerlas, "dada nuestra tradicional amistad con los países árabes". Pues bien, ¿se han fijado en cuántas veces la FSA ha sostenido que Asturies tendría un trato especial, no solo por ser de la misma cuerda que el Gobierno central, sino por ser de la misma entraña del "pedrismo", y que además teníamos a la vera del Señor a la Divina rogando por nosotros día y noche? ¿Y a ella, cuántas veces se lo han oído? "Dada nuestra tradicional afinidad?").

Los planes de Pedro Sánchez. Don Pedro acaba de prometer que concentrará la inversión europea en tres años para crear 800.000 puestos de trabajo. 72.000 millones de los 140.000 que podrían (subrayo, podrían) llegar hasta 2026. Bien, si ustedes escarban un poco estimarán que es dudoso que esos planes puedan crear mucho empleo: el 70% de ellos se dedicarán a la transformación ecológica y a la modernización digital. Y si ahondan un poco más, verán que parte van a la compra de vehículos eléctricos, otros al ahorro energético en casas, una parte para formar funcionarios?; la igualdad entre hombres y mujeres. No se ve ahí mucha opción para fundar puestos de trabajo permanentes. Eso sí, ha presentado los planes acompañado de un pianista, quizá con el deseo de que el conocido "No disparen sobre el pianista" se trasladase al contratante y le sirviese de detente contra las críticas.

Pero la impresión general sobre ellos la ha expresado bien la FADE: "La hoja de ruta del Gobierno puede ser letal para la industria asturiana".

Los problemas de los futuros planes. Aparte de su inconcreción, los planes para las ayudas europeas presentan tres problemas: su redacción, que exige premura; la elección de proyectos y el reparto de los fondos (que, en cualquier caso, tienen que ser aprobados por la UE); su gestión.

Respecto a la gestión, da la impresión de que el Gobierno pretende que, acorde con esas finalidades político-cursi-rimbombantes del Plan, sea el propio Gobierno el encargado de realizarla. Ello supone que esas inversiones no irán destinadas a crear empleo o lo harán de forma solo temporal o ensancharán la Administración. Los fondos deberían ir destinados a las empresas que trabajan en el mercado, a las que se creen con motivo de los fondos o a que amplíen su actividad las existentes. Y ello tiene como requisito indispensable, al margen de la voluntad política, la reducción drástica de la burocracia, verdadero lecho de Procusto de nuestro crecimiento económico, como reconoce hasta el propio Sánchez. Nos hemos vuelto tan locos con la corrupción, que contratar con el mismo panadero durante un año el mismo asilo se vuelve tarea imposible.

Ahora bien, y dejando a un lado la inevitable competencia entre regiones y el Muro de Berlín de la burocracia, la redacción y gestión de proyectos por Asturies se enfrenta con un problema fundamental: la escasa fortaleza de nuestro tejido productivo y empresarial, (aunque hay algunas potentes industrias de vanguardia y exportadoras), lo limitado de sus mercados y capitales, la falta de formación de la mano de obra. Todo ello constituye un hándicap que solo podremos superar en parte.

Es decir que con mucho esfuerzo y suerte podremos limar solo un poco la senda por la que llevamos caminando hace mucho tiempo: la reducción demográfica y la preparación de nuestros hijos y nietos para que una o dos veces al años vengan a visitarnos desde sus lugares de trabajo en el extranjero (o más, si están en algún lugar de España).

¿Se han empeñado en sumar? Bueno, tómense una botella de sidra para consolar, o un hipnótico para no esconsoñar.

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