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A Somao, pasando por Caibarién

Una reflexión sobre los indianos a colación del "Pueblo ejemplar"

El sábado estuvieron los Reyes en Somao, "Pueblo ejemplar de Asturias" 2020, acompañados de poco público por el covid-19, y quizás por ello me pareció apreciar poca cobertura de ese extraordinario lugar y sus regios visitantes en los medios de comunicación social. Para acercarse a Somao, capital casi de los indianos asturianos, hay que visitar Caibarién, una pequeña villa ubicada en mitad del litoral norte cubano. Allí, para dar mejor salida salida al azúcar, se decidió construir una villa y puerto hacia el fin del primer cuarto del siglo XIX. Una población de urbanismo reticular con hermosas arboledas en el interior de las manzanas y porches externos para cubrirse del sol y los aguaceros tropicales. Una hermosa población, hoy decrepita, a la que ignoran los miles de turistas que, tras aterrizar en el cercano aeropuerto de Santa Clara, se dirigen en sus autobuses al piedraplen que une la isla con los famosos cayos Ensenacho y Santa Maria, joyas del turismo cubano.

En Somao hubo un primer valiente que sacó pasaje para Cuba, José Menéndez Viña, pues entonces era más fácil viajar a Cuba desde Gijón que cruzar la cordillera camino de Madrid. Y, aunque no consta, es posible que sus padres viesen pasar el vapor camino de América desde las laderas donde se asienta el pueblo, por encima de la rasa litoral y con espectaculares vistas sobre la ría de Pravia y el Cantábrico. Era por aquel tiempo algo relativamente habitual porque muchos de aquellos labradores no eran propietarios y el caserío no daba para sacar adelante una familia numerosa. Había que emigrar.

Menéndez acabó en Caibarién, donde el azúcar daba alas al comercio de todo tipo, y rápidamente progresó hasta hacerse un capital. Su éxito llamaría a otros parientes y vecinos de su pueblo natal, creándose así una especie de flujo de emigrantes hacia aquel lugar caribeño, donde encontraban una cierta red de apoyos desde su llegada. Algo muy similar, a mucha mayor escala, con lo que sucede hoy con los emigrantes chinos en nuestro país o con los magrebíes en toda Europa, todos con tendencia a viajar allá donde cuentan con familiares o amigos.

Con el paso del tiempo, los asturianos, al regreso ya indianos, fueron volviendo a Somao, con buenos capitales y ganas de construirse una villa, reflejo del éxito personal, y también con inversiones en obras públicas, como escuelas, alumbrado, fuentes y lavaderos, etcétera, lo que llevó, con el paso del tiempo, a convertir su pueblo natal en la afortunada aglomeración de arquitectura y urbanismo que hoy podemos encontrar y que sus vecinos han sabido mantener y mejorar como para hacerles merecedores del galardón de "Pueblo ejemplar".

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