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JC Herrero

Los diez mil hijos de San Carles

Y un personaje secesionista con su Belén particular

La expresión histórica "l'expédition d'Espagne" quedó muy bien en los Cien Mil Hijos de San Luis, cuando se pronuncia en francés, pero indescriptible en la escritura cirílica tratándose del invento de una camarilla que pretenda reclutar diez mil voluntarios españoles, haciéndolos pasar por rusos para autoproclamar la independencia de una región.

Es probable que en el circo, más que en el círculo secesionista o camarilla catalana,  se barajase la probabilidad de un desembarco al uso en la playa Barceloneta.

El cerebro de esta incursión “prosoviética” pretendía encaramarse en lo más alto del monumento a Colón, dando la señal para dirigir a las tropas insurrectas, girando el dedo orientador del descubridor para indicar hacía dónde debían dirigirse los presuntos invasores. Esta confabulación -de tebeo- supera la obra del dibujante don Francisco Ibáñez., gana en disfraces a Mortadelo.   

Otra opción estratégica de la invasión sería desplazar a los “Deu mil fills de Sant Carles” en parapentes,  desde el Montjuïc.  Previamente  informarían a los soldados hispano-rusos del número de farolas urbanas para evitar que los aterrizajes paracaidistas no sean forzosos. Puestos a echar imaginación, en cada farola colocar un beodo de enlace,  dado que esta confabulación se hizo bajo el influjo del cava, nocturnidad y alevosía. Ya no toman en serio a España en ningún lado. 

Hace doscientos años,  aludiendo a Europa,  el quinto presidente de los EE.UU., Monroe,  disculpaba la imposición por la fuerza en los asuntos internos españoles,  estando en liza el absolutismo borbónico y la incursión de esos cien mil hijos de marras.

Ahora con esta ocurrencia carolingia lo que prima es el “absurdismo” secesionista, dando pie a montar belenes a cualquier precio

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Ahora con esta ocurrencia carolingia lo que prima es el “absurdismo” secesionista,  dando  pie a montar belenes a cualquier precio, con personajes que cuando se les pilla con el carrito de los helados se pierden pata abajo, tal como tildan en su propia camarilla al “Caganer” nacionalista.

Está claro que estamos ante un nuevo barón de bidé, al que la Trinca cantó con acierto. -¿Qu´est ce que cést?-, sería la pregunta oportuna al personaje de este Belén viviente.   

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