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Alberto Rodríguez-Felgueroso

Duro Felguera frente a Pedro Duro

A partir de la publicación de las cartas del fundador de la empresa a su ingeniero director hace más de siglo y medio

Hoy, 29 de octubre se celebrará en segunda convocatoria la Junta General Ordinaria de Accionistas de Duro Felguera de forma exclusivamente telemática, dadas las actuales circunstancias. Este mismo mes ha visto la luz la publicación de las cartas manuscritas dirigidas por el fundador de la primitiva Duro y Cía. a su ingeniero director D. Gregorio de Aurre hace más de siglo y medio. Su antigüedad y las circunstancias en que se escriben no son en absoluto ajenas a los problemas con que se encuentra la actual sociedad y sus gestores. Son una invitación a mirarse en el espejo de la historia y aprender de sus meridianas enseñanzas.

La empresa se encuentra en estos momentos circundada de problemas económicos, asediada por los bancos y solicitando la ayuda del Fondo a la solvencia de las empresas estratégicas, a fin de salir de la creciente decadencia en que se encuentra y el número de empleos que están en juego. No son muy ajenas estas circunstancias aquellas en las que se escribieron las citadas cartas. Bien es cierto que los fundadores aportaban su capital y el riesgo, mientras los actuales gestores carecen de esta vinculación.

Desde 1862 estaba la economía española presa de medidas prohibicionistas y de una red de monopolios. Crisis presupuestaria, crac de 1866, alza del precio del trigo, aumento del paro, depresión, situación social explosiva que estalla con la revolución de 1868 y el destronamiento de Isabel II. En el sexenio de 1868 a 1874 se suceden diversos gobiernos: las juntas revolucionarias, la monarquía democrática parlamentaria, la república y la restauración, siete gobiernos de corta duración. Además, España afronta la guerra de Cuba, la carlista y la insurrección cantonal. En esos momentos se muestra el temple de un visionario empeñado en sacar Asturias de manos del caciquismo rural y empeñado en desarrollar otro modelo económico.

Ojalá en las actuales circunstancias podamos ver en Asturias iniciativas empresariales continuadoras de las ideas innovadoras de un pasado reciente como las de Pedro Duro

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Dos hombres, dos perfiles complementarios y un destino: la industrialización del valle y la explotación de los yacimientos asturianos de carbón y mineral de hierro. Un líder empresarial, Pedro, con una sólida formación financiera y un inteligente ingeniero, Gregorio, formado en Francia y Bélgica. Ambos tenían como objetivo vital, desde mediados a finales de siglo, desarrollar la principal industria siderúrgica española, de la que la actual Duro es heredera. Además de un excelente conocimiento de bienes y mercados y alta capacidad de comunicación, convicción y de negociación con otros empresarios “ferrones” y con el poder político. Desfilan por las cartas Madoz, Figuerola, Prim, Ibarra, Chávarri, Elorza, Laffite o Herrero. Hay referencias constantes a la Comisión Arancelaria, las Cortes, el Consejo de Estado o los ministerios de Fomento y Hacienda. En definitiva todos aquellos con competencias políticas y económicas que repercuten en el desarrollo económico, soportando largas esperas y constantes negociaciones.

Manifiesta Duro una increíble capacidad de trabajo, ordenado, dotado de una memoria envidiable y un gran talento para la organización y anticiparse al futuro. No sólo habla de cuestiones financieras, plazos, precios y respuestas acordes al mercado; nos sorprende escribiendo del rendimiento de las mezclas y haciendo apreciaciones técnicas. Escribe desde cualquier lugar de España o desde París usando tan sólo la pluma y el correo como eficaz herramienta de control y comunicación constante.

Atento al nacimiento de los movimientos obreros, solidario y amigo en las desgracias, crea premios para compensar a los mejores trabajadores, reparte en momentos de bonanza los beneficios y en situación de crisis pide se le rebaje el 10% como Administrador. Enérgico con los poco trabajadores y nada amigo de recomendaciones. Preocupado por las epidemias bien sean de tifus en Asturias o de cólera en Sevilla, tomando precauciones en las instalaciones y viviendas fabriles.

Ojalá en las actuales circunstancias podamos llegar a ver en Asturias iniciativas empresariales continuadoras de las ideas innovadoras de un pasado reciente, capaces de mantener la actividad y la proyección a nuevos mercados. Proposiciones apoyadas en nuestra capacidad intelectual, técnica y el nivel de nuestra universidad para seguir desarrollando las potencialidades territoriales. Los actuales gestores de la sociedad tienen la ocasión de inspirarse en el buen hacer de su fundador, su filosofía empresarial, el modo de afrontar la financiación, la sostenibilidad del negocio, la competencia del mercado, el mantenimiento del empleo y el trato a los trabajadores. Deseamos que surjan soñadores y hombres de empresa, apoyados por una realista acción política.

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