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Jaime Torner

Nueva opción de tratamiento frente al covid-19

Recientemente, el doctor Daniel Carnevali (Hospital Quirón, de Madrid) ha presentado un estudio retrospectivo publicado en el grupo de revistas médicas “The Lancet” sobre 600 casos de covid-19 con cuadro respiratorio severo, reduciendo un 80% la mortalidad en un colectivo tratado con ciclosporina respecto al tratado con otros fármacos.

Se trataba de pacientes mayormente varones, con edad media de 69 años y factores de riesgo asociados (hipertensión, 47%; diabetes, 16%; patología cardíaca, 22% y patología respiratoria,19%).

Comentada la noticia, procede valorar el futuro de la ciclosporina en el tratamiento de la neumonía severa por covid-19. Me explico. En primer lugar, en un artículo previo revisaba las actuales opciones de tratamiento para el Covid-19, citando: a) Agentes retrovirales (tipo Remdesivir) que acortan un 30% el período de recuperación de neumonías severas, aunque no reduce su mortalidad; b) Corticoides (tipo Dexametasona) de potente acción antinflamatoria en la fase de tormenta inmunológica de la neumonía grave, reduciendo la mortalidad un 33%; c) Tratamientos de limitada eficacia (Interferón) o clara toxicidad (Hidroxicloroquina), d) Vacunas que generen anticuerpos específicos para potenciar la inmunidad al virus y doblegar la actual curva exponencial de contagios: Según Margarita del Val, prestigiosa viróloga del CSIC, esperar su disponibilidad en 2021 no parece realista porque todavía precisan confirmación de su eficacia y posibles efectos adversos.

En segundo lugar, la ciclosporina es un fármaco inmunosupresor descubierto en 1972 e indicado en la psoriasis, artritis reumatoide grave, colitis ulcerosa (rebelde a tratamiento con corticoides) y otras patologías “autoinmunes” (donde el sistema inmunitario ataca, erróneamente, a las propias células del organismo). Sin embargo, su mayor indicación es en los trasplantes para evitar el rechazo del órgano trasplantado.

En tercer lugar, su nueva indicación en neumonías graves por covid-19 tiene lógica ya que neutraliza la reacción inflamatoria pulmonar secundaria a la tormenta inmunitaria creada por el virus (al inhibir los linfocitos “T” y frenar la liberación de interleucinas). Sin embargo, la ciclosporina presenta diversos efectos adversos que, presuntamente, dependen de la dosis administrada: Sea fiebre, vómitos y diarrea o complicaciones más graves como hipertensión arterial y toxicidad hepática-renal; aparte de vulnerabilidad a otros virus y hongos por la inmunosupresión.

En definitiva, la ciclosporina es una nueva opción de tratamiento del covid-19 como otra indicación de un fármaco ya conocido. No obstante, por rigor científico, debería realizarse un estudio prospectivo con suficiente volumen de participantes y adecuado seguimiento posterior para validar la correlación entre la dosis administrada y efectos adversos registrados. Más aun, podría valorarse su asociación con la Dexametasona para lograr el sinergismo (potenciar eficacia) de ambos fármacos y, consiguientemente, poder reducir su dosis habitual de tratamiento.

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