Salomé: “Hace ya mucho tiempo que no veo buenas películas ni buenas series. Renuncié a la literatura valiosa, aposté por la prensa rosa y las novelas de leer y tirar. Y cuando enciendo el televisor solo me detengo en canales donde fluyen aguas fecales. Yo lo llamo la escobilla nacional, en homenaje a mi admirado Berlanga. Supongo que me he vuelto una persona descreída que no espera gran cosa de sus semejantes y que no se exige a sí misma diversiones que hagan pensar demasiado. Tampoco busco relaciones sentimentales que valgan la pena. Me he acostumbrado a los hombres polilla, van comiendo la madera lentamente sin meter mucho ruido. Paso de puntillas por las redes asociales. Si Hitler o Stalin vivieran, se sentirían como en casa en ellas. No me gusta la tiranía del me gusta y no me interesa que me restrieguen opiniones ajenas por la face, como si tuvieran algún valor. Me hace gracia que mi pareja actual se comprara un teléfono móvil modernísimo que se desbloquea con un reconocedor facial y que ahora no le sirve de gran cosa por las mascarillas. El mío tiene diez años y solo lo cambiaré cuando diga basta, no doy más de mí. Esos deseos superficiales me ayudan a mantenerme alejada de las tentaciones de ser como los demás. Soy de las que piensan que la salud mental de una sociedad se mide por la limpieza de los baños públicos: si no respetas la higiene pensando la persona que vendrá después es que tienes muy poca vergüenza. No hay por qué extrañarse, pues, de que se desprecie tanto los derechos ajenos, que la fe en dioses intolerantes y rabiosos mueva pasamontañas, que haya quien se gaste un dineral en un pantalón roto y gastado o que sea capaz de adquirir unas medias de lujo por 140 euros... y carreras y (d)efecto usado. Yo me he comprado unas. Y me avergonzaría si no fuera porque he decidido volcarme en la frivolidad. He borrado mi historial de búsquedas valiosas y me conformo con la banalidad y el placer efímero. Cuando descubres que los huesos duelen al crecer te das cuenta de que perder el tiempo es la mejor forma de sobrevivir sin cicatrices que te acechen”.
