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Esteban Greciet

Clave de sol

Esteban Greciet

Hacia la desaparición de la España histórica

Una izquierda rencorosa quiere cambiar el pasado

Grandes dinosaurios socialistas, supervivientes de la época heroica en la naciente democracia (Felipe, Guerra, Ibarra, Redondo, Vara, Page y en cierto modo Vázquez, Corcuera y Leguina que representan algo así como la derecha de la izquierda) han sido ninguneados sin misericordia con la rotunda declaración de la joven política socialista asturiana Adriana Lastra –hoy en la cresta de la ola– al afirmar: “Ahora nos toca a nosotros”.

Sentencia desarrollada no sin desdén con los veteranos de su partido. No se discute que la acción corresponde hoy en exclusiva a los más jóvenes dirigentes actuales del socialismo que, a lo que parece, vienen como buscando el zarzuelero “más allá”. Y por ello, al parecer, sobran las críticas de los veteranos.

En particular, los comentarios de Felipe González, gran referente del partido desde el final del franquismo y hoy archivado en la reserva de los jubilatas. A los que llevamos muchos años sobre la piel del mundo la anécdota nos trae a la memoria momentos similares de un pasado no tan lejano.

Una muy joven y primeriza Isabel Pantoja –hoy todavía brujuleante– arrancó hace décadas su presencia en el mundo del cante con un aparatoso espectáculo de título expresivo: “¡Ahora me ha tocado a mi!”. Mucho antes, Sara Montiel, interpretaba “La Violetera” con aquellas letras más bien chulescas del estilo “Aquí tienen ustedes a mi persona”.

Vienen a la memoria del comentarista estas consideraciones a vuelapluma sobre el inexorable paso del tiempo. El viento de la vida se lo lleva todo, también las modas, las canciones, las costumbres. Y supongo que también las pandemias y las políticas, aunque de esto aún no estoy muy seguro.

Porque se dice que este falso socialismo, aliado con el enemigo que nos aflige, viene para trocear España y repartirla. No sabe uno a qué carta quedar. En cualquier caso, hay destrozos que no tendrán fácil remedio Una izquierda rencorosa quiere cambiar el pasado, aparte del presente y del futuro, en compañía con todos los enemigos de España, de su régimen y de su historia.

Es curiosa esta paradójica tendencia española a hurgar en un pasado lejano que nos interpela aún, nos duele y nos enfrenta. Como si quisiéramos modificarlo en un empeño imposible. Palo al que no obstante asisten quienes intentan cambiar la historia destruyendo sus huellas.

Mientras tanto, la derecha no reacciona ni se une. ¡Lo que nos quedará por ver!

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