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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Presupuesto transversal

La transversalidad presupuestaria no es un invento de Barbón ni una consecución gloriosa de la habilidad negociadora de Gimena Llamedo. En esta región existe un registro de experiencia pactista que el PSOE supo llevar a buen puerto, en ocasiones con el apoyo del PP. Tal ocurrió en 2017, cuando los populares capitaneados por Mercedes Fernández sumaron su voto a las cuentas socialistas en la época en que Javier Fernández presidía la gestora nacional del PSOE. Ocurrió meses después de que el socialismo “pre-Sánchez” facilitara, con su abstención, la investidura de Rajoy. Fuera a costa de una rebaja del impuesto de sucesiones o se tratara de un cambio de cromos por no haber interferido los socialistas en la proclamación del barbudo gallego, lo cierto es que Asturias salvó la prórroga sobre la campana.

Dicho lo cual, debe considerarse un éxito de los socialistas asturianos haberse granjeado ahora la complacencia de una amplia mayoría parlamentaria para sacar adelante las partidas de un Presupuesto de ataque a los efectos más perniciosos de la pandemia, que exigirá audacia en la inversión y compromiso de ejecución. Ahora le toca al PP explicar de manera convincente por qué ha decidido no subirse al mismo carro que Ciudadanos, Podemos, IU y Foro en un año en el que a la clase política se le exige altura de miras. Quedarse en la acera con Vox a ver pasar la feria no parece la mejor compañía. A los populares les ha metido el multiacuerdo los perros en danza.

Barbón, a su vez, debería ilustrar a Pedro Sánchez sobre cómo se consigue que el centrismo naranja apoye unas cuentas que también respaldan los podemistas. Bien es cierto que en Asturias no existen nacionalistas recalcitrantes que dinamiten puentes, pero justamente evitar la dinamita aconsejaba hacer el viaje con Ciudadanos en lugar de con Bildu y el rufianismo.

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