Puede que el villancico de retirados de dos de los tres ejércitos (a la espera del tercero) no tuviera más recorrido, pero luego empiezan ecos y rebotes y al final nunca se sabe. Así que no han estado mal las contramedidas del jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Villarroya, y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, el primero en una declaración de impecable tono pontifical, y la segunda con el puntito de mala uva, tirando a dar del revés, que la caracteriza y siempre es de agradecer en una impoluta magistrada que ha bajado de los estrados del foro al foro de la calle. Hay que pensar que ese juego por parejas, uno desde el fondo de la pista y otra subiendo a la red, ha sido calculado y a la vez proporcionado, lo cual da idea de que la cosa se ha tomado en serio. La Constitución hay que defenderla de sus enemigos, que por ese lado no descansan ni en la posición de descanso.