La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Elena Fernández-Pello

Rojo periodo

Los riesgos de invisibilizar la menstruación

rojo periodo

Pantone acaba de incorporar un nuevo color, el “rojo periodo”, a su catálogo. Lo ha presentado como una tonalidad “activa y aventurera” y en su lanzamiento ha ido de la mano de una marca de productos de higiene femenina sueca. Dicen que lo hacen con la intención de visibilizar la menstruación, un asunto de lo más normal pero que siempre ha estado rodeado de tabúes.

“A pesar de que la mitad de la población mundial tiene la regla, históricamente se la ha tratado como algo de lo que no se debe hablar públicamente ni mostrar”, ha declarado la portavoz de la compañía que patrocina el nuevo color.

Para la mayoría de las mujeres la regla es una cuestión tan natural como fastidiosa. En muchos países es, también, un pretexto más para la discriminación. Muchas niñas dejan de ir a la escuela con la llegada del periodo, en algunas religiones y culturas se considera un signo de impureza y las mujeres, durante esos días, permanecen apartadas del grupo.

No hay que ir muy lejos ni muy atrás en el tiempo para encontrarse con creencias como que si tienes la regla se te va a cortar la mayonesa o que se va a “picar” el vino si entras en una bodega, que es malísimo bañarse cuando se está con el periodo o que hay que resignarse a sobrellevarlo con dolor y casi como una penitencia.

rojo periodo

rojo periodo

En una buena parte del planeta el acceso a las compresas y los tampones no está garantizado. Las mujeres que viven en esa parte del mundo se las apañan como buenamente pueden, mientras en Europa los productos de higiene femenina cada vez se hacen más sofisticados y se convierten en nuevos objetos de consumo. Elegir un método para contener la sangre menstrual requiere revisar tal variedad de ofertas que a veces raya en lo ridículo. Las compresas te dan alas, los tampones son una inspiración, la copa menstrual te identifica como militante por la sostenibilidad. Las mujeres se dejan una parte nada desdeñable de su presupuesto mensual en todos esos productos higiénicos. Escocia acaba de convertirse en el primer país en ofrecerlos gratuitamente. El Gobierno del PSOE y Unidas Podemos había prometido una rebaja en el IVA que se les aplica, de un 10%, por la que las españolas siguen esperando.

Se hace un esfuerzo por visibilizar la regla y todo lo que la rodea, pero tanto énfasis se hace en positivizar que se acaba menospreciando la vivencia que muchas mujeres tienen de ella. A veces parece que las campañas de publicidad o de sensibilización han sido diseñadas por alguien que nunca ha menstruado. El periodo es un asunto natural y cotidiano, sin ningún misterio, pero también un fastidio y un engorro. Además, para la mayoría, por una razón u otra, en algún momento de sus vidas ha sido una fuente de ansiedad: porque llegaba o porque no lo hacía, por su irregularidad o por su retirada. Todo lo que la menstruación conlleva, incluidas muchas molestias físicas y psicológicas por las constantes fluctuaciones hormonales, se diluye con tanta normalización, y al final se acaba abocando a las mujeres a la ocultación.

La endocrinóloga Carme Valls, que acaba de publicar el libro “Mujeres invisibles para la medicina”, ha dejado en evidencia cierta negligencia médica en lo que concierne a la menstruación, cuyos “efectos secundarios”, por decirlo de algún modo, se quitan de en medio poco más que con analgésicos, antidepresivos y ansiolíticos, sin indagar en las causas y en la singularidad femenina, haciéndolos desaparecer del cuerpo de las mujeres como un estorbo, porque las diferencia de los hombres.

Compartir el artículo

stats