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Antonio Trevín

Chollos y derechos-trampa

Falsos dilemas, independentistas y republicanos

¡Qué chollo, oiga! Yo, de más mayor, quiero ser Vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales. Más que nada para apuntarme a la doble vida del actual titular. Séverine, la Catherine Deneuve de “Belle de jour”, es una simple aprendiz a su lado.

Con la oposición de día. Para el gobierno la noche. En horario diurno tejiendo alianzas, con Bildu, ERC y otros “cuates”, contra los planes que, respecto a pensiones, subida del salario mínimo interprofesional, reforma laboral o prohibición de los desahucios, programan ministros o ministras ajenos a sus siglas. Si consigue lo que se propone, se apunta un tanto. Si no lo logra: ¡los malvados socialistas están vendidos a los poderosos!

En horas nocturnas, diseñando medidas preventivas para disminuir la afección del coronavirus entre los mayores internados en residencias y gestionando sus derechos sociales. También muy atento a los problemas de los miles de emigrantes que están llegando a Canarias y a las dificultades sociales consiguientes. ¿...?. ¡Ah!, ¿que no recuerda Usted, apreciado lector, intervenciones suyas en estos asuntos tan relacionados con su departamento ministerial? ¡Ni se le ocurra comentarlo! ¡De inmediato le acusarán de facha!

Ahora está enredando con el “derecho a decidir”. Con él los independentistas catalanes armaron una de “ponte y no te menees”. Arremetieron contra la Constitución de 1978, se pasaron por “el arco de triunfo” las leyes de nuestra democracia, quebraron la cohesión social de su ciudadanía y aceleraron la ruptura entre una buena parte de España y de Cataluña.

¡Durante un instante “hubo” República Catalana! Puigdemont, declaró un “Estado independiente y soberano” y él mismo lo suspendió ocho segundos después. Nunca tiempo tan efímero produjo menoscabo tan duradero.

El único común denominador, de todos los responsables de este despropósito, fue “el derecho a decidir”. Con interpretaciones muy diferentes del mismo. Pero eso, ¿qué importa a un orgulloso populista? Sea nacionalista o presuntamente internacionalista.

El Vicepresidente segundo, arropado por sus fanáticos y allegados habituales, resucita este derecho-trampa para decidir entre monarquía y república. Idéntica estrategia a la del movimiento independentista catalán, que no planteó claramente, ¿quiere usted, ciudadano/a catalán/a, que nos independicemos de España?, por miedo a perder. También Iglesias oculta el verdadero objetivo que persigue. Su disyuntiva no es entre monarquía y república, sino entre la Constitución del 78 y otra muy diferente. Más de su gusto. Pero no del de la mayoría de españoles.

Por ello, seguramente, el Presidente del Gobierno advirtió: “Mientras el PSOE empuñe el timón del Gobierno, la Constitución regirá en España de un punto a otro y de principio a fin“. Para defender con eficacia dicha convicción le aconsejo mantenerse atento a la advertencia de Joaquín Luna: ”Si la salud se fragua en las cocinas del estómago, los rollos se hunden por el desajuste entre la confianza que da el sexo y la desconfianza que da el cuarto de baño”.

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