La Nueva España

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Solo lo que falta da valor a lo que hay

En mi niñez era raro que los Reyes trajeran lo que se les había pedido, pues los juguetes eran caros y los ingresos cortos. Estuve años pidiendo en vano una bicicleta, hasta que me cansé, pasando al coche dirigido, de pila y por cable. Lo logré un año, pero no era de pila, sino de cuerda, así que se paraba pronto. Creo que el mejor juguete que tuve nunca era un Mecano, aunque fuera del número 1, el más simple y barato después del 0. De mis Reyes, incluida la negociación con mi madre al escribir la carta (quitándome de la cabeza cosas y encaminándome a otras), las noticias sobre el viaje de los Magos y sus percances, la cabalgata, el esfuerzo por quedar dormido (de otro modo no llegaban), la apertura del salón y el juego el 6 y 7 de enero, tengo recuerdos formidables, repletos de entusiasmo y magia. No sé si pasa ahora, cuando los niños no tienen tiempo para ocuparse de todos los juguetes.

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