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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Corrientes y golfos

Ha sido caer una nevada en el centro del país de las que hacen época y salir los agoreros a sacar a paseo predicciones apocalípticas que auguran el inicio de una peligrosa glaciación, tal que en unos años vamos a salir de la cama tiritando, con más frío que el picaporte de un iglú. Reconozcamos que el retroceso del hielo del Ártico no hay que tomarlo a broma, que hay quien solo ve en un iceberg una montaña de cubitos de hielo para gin-tonic.

La consejera de Educación de Asturias debe ser muy sensible al cambio de humor climático, porque había ordenado cerrar las aulas dos días incluso en concejos donde la nieve ya estaba derretida y luego se desdijo. Suena a chiste, salvo que lo suyo fuera temor maternal a que le enfermen los críos de pulmonía por corrientes a bajo cero con las ventanas del aula abiertas. Sepa la titular de la cartera educativa regional, tan preocupada por los efectos de la corriente del Golfo, que aquí los golfos son de lo más corrientes, y que algunos que metieron la mano antaño en el cajón de su Consejería pasan el temporal en chirona, poniéndose a caldos.

Que están disminuyendo alarmantemente los casquetes resulta una evidencia incontestable: los polares y los de andar por casa. Basta con echar un vistazo a los índices de natalidad, que no alcanzan a ponerse en posición de firmes. Las parejas cada vez se casan o se arrejuntan más tarde, y, cuanto más tardan en ponerse a procrear, más difícil resulta romper el hielo, estando como estamos, gélidos como témpanos.

Anímense, y si quieren un consejo para acabar con el frío y sentarse a la lumbre de un calentamiento global solo tienen que pasar revista a las actuaciones del Gobierno: les va a subir el mercurio del termómetro del cabreo a la altura de unas fiebres tifoideas.

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