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José María Ruilópez

“Si la nieve resbala…”

Las peleas políticas hasta en la lucha contra el temporal “Filomena”

“Qué haré yo”. Seguro que los políticos implicados no conocen esta canción salvo que sean asturianos. Porque, además de la pandemia, llegó la nevada para aclararnos lo que ya sabíamos, pero para dejarlo escrito en hielo, que ojalá no haga como esas bromas de las deudas que se extinguen cuando la barra de hielo se derrite. Porque la dualidad de pensamiento mayoritario y caprichoso del país aprovecha cualquier causa para llevar la contraria. Y eso parece que ya viene de lejos. De ese barullo tan propio de los latinos que hablamos mucho pero nos escuchamos poco. Y la razón nunca la tiene el otro. Es como un patrimonio propio e intransferible aunque las fórmulas matemáticas o los hechos más transparentes digan lo contrario.

Cuando el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, solicita al gobierno del Estado la declaración de zona catastrófica para la ciudad dadas las circunstancias que todos hemos visto, y muchos capitalinos han padecido, sale el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, con la sonrisa floja de que hay que evaluar daños, y que coger una pala un vecino para quitar la nieve, como hizo el líder de la oposición Casado, “es un acto para la galería”. Sin afección a una ideología concreta, puede que Casado provocara esa foto como un gesto puntual y para la prensa. Porque la nieve de estos días se convirtió en el espejo en el que todos los políticos quieren mirarse. Y tal parece que está sustituyendo a la urgencia del covid-19 y la economía nacional y la ciudadana por este terreno resbaladizo.

El ministro Ábalos, como valenciano, no debe estar muy ducho en nieves. Pero es que en ciudades como Nueva York cada vecino tiene la obligación de poseer una pala y quitar la nieve de la parte de acera que le corresponde bajo multa por incumplimiento. Lo mismo que ocurre en Bélgica, Alemania y otros países europeos donde las nevadas invernales son frecuentes y voluminosas, y el vecindario está obligado a limpiar la parte correspondiente para la salida de las casas con una senda de entre un metro y un metro y medio de ancho. Y no tirarla de cualquier manera. Sino amontonarla en el jardín, en zonas que no molesten y no echarla, por ejemplo, sobre las vías del tren. Y si hay lesiones debidas a caídas por la dejadez en esas tareas, se pueden pedir responsabilidades a la comunidad de vecinos.

Aquí en Asturias sabemos mucho de nieves. Sobre todo en la primera mitad del siglo XX. Cuando los estudiantes bajaban de los pueblos a los colegios con madreñas o chanclos. El chanco lo define así de mal la RAE (Real Academia de la Lengua Española): “zapato grande de goma u otra materia elástica, en que entra el pie calzado”. ¡Calzado con qué! Querrá decir con el pie calzado con una zapatilla, que es como se mete el pie en el chanclo. (No, esto no hace falta que lo corrijan en el gran diccionario. Es mejor que registren dudosas modernidades). Y en algunas ocasiones, la gente, los vecinos, se ponían manos a la obra para llevar a cabo tares públicas para reparar fuentes, abrevaderos, lavaderos, en lo que se llama sextaferia, porque se hacía el sexto día de la semana, el viernes, y “es parte del derecho consuetudinario asturiano y tuvo mucha importancia, habiéndose incluso aprobado por la Diputación Provincial el 1 de enero de 1839 como Reglamento”, para la reparación de caminos y puentes de lo que antes era la provincia de Oviedo. Todavía en estos tiempos se llevan a cabo estas labores de conjunto vecinal en algunos concejos, donde cada uno aporta sus conocimientos, su fuerza y sus herramientas.

Pero si en estas labores rurales nadie preguntaba por la ideología política de cada uno de los intervinientes cuya finalidad era el bien común, ahora el politiqueo mediocre está en perpetuo enfrentamiento, y no son el interés general, ni la razón, ni la lógica fundamentos para que el país funcione bien, sino que son ocasiones para desprestigiar, para la mofa o para la vanagloria con lo que siempre sale perdiendo el ciudadano. Quedan días de hielo, invierno, pandemia, transporte, vacunación, ocio y economía. A ver cuáles son los puntos de encuentro para que todas esas causas de incomodidad y malestar patrios puedan resolverse con el acuerdo, por lo menos de la mayoría, para el bien de todos.

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