Las celdas fotovoltaicas capturan la luz solar incidente y la convierten en electricidad. Cuando están sucias su eficiencia se reduce. Y es que las partículas de polvo depositadas sobre la superficie de la celda solar actúan de barrera, impidiendo que una fracción de rayos de sol alcance la celda.
Un grupo de científicos ha estudiado las propiedades de autolimpieza de la hoja del loto, la cual flota en algunos lagos y estanques. La hoja de loto permanece libre de polvo y patógenos gracias a su superficie, que incorpora un nanorrelieve o diminuto “tallado”, y un recubrimiento hidrofóbico, una capa delgada de cera que repele el agua. Inspirándose en estas hojas, los científicos han desarrollado celdas solares que repelen el 98% de las partículas de polvo.
