A nivel de creación de empleo y de recorrido mediático, la implantación de Amazon en el corazón de Asturias, con una inversión estimada de 150 millones de euros y el anuncio de dos mil puestos de trabajo para la atención de su centro logístico del Noroeste, es la mejor noticia del inicio de un año aún de moderado optimismo en lo sanitario pese al inicio de las vacunaciones masivas.
Resultan plausibles los esfuerzos de las autoridades regionales por facilitar al gigante del comercio electrónico una cómoda llegada a Asturias, agilizando los trámites administrativos en tiempo récord para que las obras se inicien de inmediato. Tanta diligencia y sensibilidad debería ser norma común en la Administración autonómica para procurar el afloramiento de pequeñas “Amazon”, empresas locales o llegadas de fuera con mucho menos poderío económico que la compañía norteamericana y menor capacidad para generar empleo. Porque se hace preciso proveer de servicios al talento emprendedor y posibilitar apoyo financiero y espacio físico a ideas brillantes surgidas en los distintos microcosmos de la región para que los cerebros dotados de óptima mueblería no tengan que huir al destierro, que lo malo no es que se vayan, sino que ya nunca vuelvan. Alentar que surja en esta tierra un Jeff Bezos, un Bill Gates vinculado a la “milla del conocimiento” en Gijón o un Dilip Shanghvi en la “milla de la bata blanca” ovetense.
Si así ocurriera, si desde el poder público se favoreciera de manera decidida tal apuesta por la creación de riqueza y empleo, daríamos los ciudadanos el voto por bien empleado
Si de la mano de una operación tan sorprendente como inesperada que vincula a Asturias con la tienda virtual más grande del mundo se consigue además que Sogeproa logre salir a flote y deje de ir de culo sin verse obligada a rebautizarse como Sogepopa, miel sobre hojuelas.
