Todos los días me entrego al vicio solitario de abrir el BOPA –¡Vaya vicio!, dirán ustedes– y me encuentro con una utilidad que me ofrece el visionar la página en asturiano. Inútil. No existe. De vez en cuando se me informa de que la página “está en construcción”. Lo curioso es que “en construcción” está ya, al menos, desde que este Gobierno tan asturianiegu tomó posesión, y aun mucho antes, si no me engaño.
Puede, por tanto, que no se tenga ninguna voluntad de hacerlo. O tal vez lo que ocurra es que la construcción de la página sea de verdad “en asturiano”, esto es, eterna, como tantas obras en nuestra tierra, verbi gratia, el soterramiento del tren en Llangréu, la depuradora de Xixón, el AVE, etc. Sí, acaso sea esto último: una asturianada.
Lo que es también eterno es la persecución de las Administraciones hacia los pescadores deportivos. Ahora prohíben la pesca con caña de la llobina en el área de Peñes “para preservar la especie”. Los deportivos, no; quienes lo hacen de forma masiva, los profesionales, sí. El dislate y el abuso son semejantes a los que en su día acometió el Gobiernu Areces, expulsando del pedreru y limitando la pesca con caña, lo que las protestas recondujeron en parte. Es una privatización de la res nullius que es el recurso marino. La Administración y algunas cofradías deben entender que el Génesis (I-26: “Señoread los peces del mar”) hablase exclusivamente de su derecho.
PS. Uno envía desde aquí el pésame a las familias de César Fernández y Virgilio García, fallecidos por un ádene en la carretera, y cree vislumbrar el relativo alivio que para la de este último debió suponer encontrar, al fin, su cuerpo, tras treinta días de espera. Y, con ello, no deja de pensar en los allegados de Joaquín Beltrán, desaparecido hace ya un año en el vertedero de Zaldíbar.
