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Ángel de la Fuente

De Trubia a Baíña por los caminos de hierro

El 5 de febrero leía, con motivo de la conexión entre Trubia y Baíña: “el uso ocasional del tramo no justifica que siga siendo ferroviario, indica la asociación Ana”. La polémica, como se suele decir, estaba servida. No comparto esta propuesta y celebro que la Asociación de Amigos del Ferrocarril D. Pelayo a la que pertenezco como socio de a pie defienda con sólidos argumentos el mantenimiento de las vías entre estas dos entidades de población. No creo que sea el momento más oportuno para embarcarse en una propuesta de este tipo que conlleva un coste en materia de desmantelamiento y posterior adecuación para tal fin. Ese dinero mejor se destinaba a recuperar y poner en valor el camino entre Oviedo y el Real Sitio de Covadonga que discurre por bellos parajes.

Espero que la sugerencia de esta asociación no llegue a buen puerto porque a mi parecer no se puede vestir un santo para desvestir otro. Asturias, entre chigres, grandes superficies comerciales vacías con el punto de vista en echar el cierre, y sendas verdes cada vez más deterioradas y abandonadas por aquella y por esta y por la otra administración, va bien servida. Seamos realistas y apostemos de una vez por el ferrocarril que bastante lo tiene dejado de la mano de Dios el gobierno de turno.

La idea de una solución mixta que consiste en mantener el ferrocarril con una senda en la que vayan insertados los carriles y una regulación del tráfico por semáforos no me convence, y por eso defiendo desde este foro el mantenimiento de las vías para las que hay que buscar un uso que devuelva el brillo a los raíles como en otros tiempos no tan lejanos.

El valle del río Nalón entre Trubia y Soto de Ribera, el del río Caudal desde la capital de Ribera de Arriba hasta Ujo y a partir de este pueblo en el que se desarrolla la trama novelesca de “La memoria y el silencio”, hasta Collanzo, remontando el río Aller necesita mantener el ferrocarril porque este medio de comunicación es un bien público que presta servicio de viajeros, puede recuperar el tráfico de mercancías y ofrece la posibilidad de fletar trenes turísticos y educativos.

El levante de los raíles conllevará el cierre definitivo a corto plazo de la línea Baíña – Collanzo, que debe entenderse como un auténtico tiro de gracia a una comarca machacada por la reconversión industrial y por sufrir las consecuencias del caciquismo practicado por un corrupto con una siniestra personalidad. Además, quienes se atreven a proponer tal proyecto no se dan cuenta de que las composiciones que dan servicio –serie 2.600, 2.700 y 2.900– son objeto de revisión, mantenimiento y para ello tienen que acudir a la sede de los talleres en El Berrón. Y digo yo, ¿si dejamos este trayecto sin vía habrá que buscar una solución para el mantenimiento del material móvil? Una de ellas pasaría por montar un pequeño taller de reparaciones en Figaredo y la otra por el trazado de una variante ferroviaria paralela a la autovía minera desde Mieres hasta La Felguera, localidad por la que discurre la línea C5f, y así llegar hasta El Berrón. No lo veo.

La línea férrea C8f tiene que pervivir porque los vecinos de Mieres y Aller no pueden ser privados del ferrocarril. Su enlace con Trubia debe garantizarse y a la vez deben buscarse alternativas que hagan oídos sordos a proposiciones como las que realiza Ana. No se trata de formular propuestas faraónicas, simplemente se solicita a la administración que implemente actuaciones que garanticen este medio de locomoción.

El trazado de este ferrocarril pasa cerca de polígonos industriales y en este país no se entiende por qué no se tiene en cuenta el tren como complemento. Son contados los casos. La desaparecidas fábricas de La Manjoya y la de loza en San Claudio tenían conexión ferroviaria, la primera del ferrocarril de ancho métrico y de ancho ibérico y la segunda de ancho ibérico; de igual modo en el entorno de la calle Almacenes Industriales en Oviedo en la década de los setenta aún se veían los raíles del ferrocarril de vía ancha.

El paisaje por el que discurre este tren es de una belleza incuestionable y además permite viajar con bicicletas para poder ir hasta un lugar determinado del recorrido y comenzar una ruta, visitar el centro de interpretación de Bustiello, hacer senderismo entre Ablaña y Bustiello, ir a la villa de Mieres o a otros lugares del concejo o de su vecina Aller. Hay que ofrecer a precios módicos servicios ferroviarios de este tipo que permiten compaginar el ferrocarril con el disfrute de la naturaleza, la historia, el patrimonio en función de las diferentes épocas del año, bien sea fines de semana o con mayor periodicidad cuando llegan los períodos vacacionales. Recuperar trenes como el tren de madera que unía Mieres con Llanes cada 8 de septiembre es otro de los objetivos a tener presente.

Disfrutar al son del traqueteo del tren el trayecto encajado entre Parteayer y Baíña no tiene parangón, así como el paso por Peñamiel. Espero que la sensatez impere y que se dejen de hacer brindis al sol para acabar con un servicio tan necesario como es el ferrocarril, porque nadie duda de su contribución a la sostenibilidad y de su seguridad.

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