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Un sistema decimonónico

El complejo mecanismo del voto por correo

Hoy por hoy, desafecciones aparte, muchas a juzgar por el creciente malestar, son pocos los que pueden salvar la maraña tejida en el Colegio de Médicos. Buscando la imparcialidad acudo a la prensa para denunciar el agravio en que se han convertido las actuales elecciones. Sin entrar en otras hirientes desconsideraciones, sus planteamientos parecen extraídos de las antípodas de un país occidental.

Me explico: tras largos años de mandato se facilita el voto de los residentes en Oviedo y, no tanto, en Gijón y Avilés, y, fundamentalmente, se cercena el del resto, los ignorados. Para que estos puedan ejercerlo han de desplazarse forzosamente al imponer un imposible voto por correo y no plantearse otras alternativas, tal vez en un intento por socavar la renovación de quien conociendo bien la casa quiera ventilarla.

Más surrealista aún, tal como informan desde su secretaría: para obtener el certificado que nos exima de vulnerar el cierre perimetral el día de las elecciones, nos obligan a acudir al Colegio con antelación (!) para obtener lo que con suerte quedará firmado días después (un ejemplar vuelva usted mañana). En plena era de las telecomunicaciones, dos viajes, o tres, en algunas ocasiones de más de dos horas, cuando ni uno solo sería oportuno ni ahora, en plena tercera ola de la pandemia, ni nunca si nos atenemos a que también sufragamos la institución. Por si esto fuera poco, la información ha sido nula: a la mayoría (la revista colegial a la cabeza) ha sorprendido la convocatoria pero no tanto el proceder. Se diría que se aspira a pasar de puntillas.

Pongámonos en que salvamos estas barreras y llegamos al día señalado, imagínense, si hay una participación razonable, el riesgo que provocará una concentración campando como campa a sus anchas un virus que se alimenta de insensateces similares. Nos preguntamos qué sensibilidad puede haber inspirado esta convocatoria. Lo cual nos lleva de la mano al centro de la cuestión: el fin, ¿justifica semejante agravio?

Como lo obvio se suele olvidar a favor de lo secundario, queremos que el nuevo presidente sea tan legitimo como los previos y que no se promuevan maneras decimonónicas.

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