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Esteban Greciet

Clave de sol

Esteban Greciet

Don Torcuato y Maquiavelo

Una figura clave de la Transición

La ciudad de Madrid acaba de dedicar una plaza a la memoria del asturiano Torcuato Fernández-Miranda. Catedrático de Derecho, preceptor del Rey Juan Carlos I, presidente de las Cortes y émulo de Maquiavelo en la transformación del régimen tras la muerte de Franco. Han pasado más de cuarenta años de su inesperado fallecimiento en Londres, seguro que amargado por el injusto olvido oficial de su papel clave en la Transición.

Antes de la muerte de Franco, siendo él ministro del Movimiento, le entrevistaba quien esto escribe para el que era entonces mi periódico, “La Voz de Avilés”, sobre el invento del “asociacionismo”, un apaño de la diversidad de opiniones políticas. Dentro de un orden, por supuesto. En el aludido diálogo, su primera observación fue ésta:

–Desde hace algún tiempo, vengo sosteniendo con la prensa una lucha agonal. Yo me resisto a formular mi pensamiento porque hay una contradicción entre la función del periodista y la mía. La suya es informar, pero yo intento conducir un problema político hacia su solución.

–Pero, señor Ministro, el prometido “asociacionismo” está ahí como un toro sin picar.

–Las Asociaciones que se pretenden lo son como integradas en un sistema en el que no caben elementos extrínsecos, como los partidos políticos, incongruentes con nuestro sistema.

–Perdone, señor Ministro, pero eso que usted dice va a ser impopular.

Don Torcuato zanjó la cuestión de inmediato:

–Entre la impopularidad y una solución falsa, elegiré siempre la primera.

Una intervención suya ante el pleno de las Cortes compuso un ejemplo más de su habilidad dialéctica con su apelación a la llamada “trampa saducea” en los Evangelios que consistía en que si se aceptaba una interpretación, malo; pero si se admitía la contraria, peor. Lo que le valió entrar en la entonces famosa “Cárcel de Papel” de la revista de humor “La Codorniz”.

Después de todo, lo curioso es que, una vez muerto Franco y resumiendo la historia, don Torcuato sería probablemente el protagonista principal de la democratización del régimen y del vuelco político de las Cortes en los primeros tiempos del Presidente Adolfo Suárez.

Con su maquiavelismo, su habilidad y, en definitiva, su espíritu de renuncia –dicho sea simplificando mucho– contribuyó decisivamente al espíritu integrador de la derecha y la izquierda para implantar la democracia en España.

Ese clima político que, desafortunadamente, parece que se viene abajo casi medio siglo después.

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