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Relatos sobre vitela

La revista “El labrador de Piloña”

La historia de una publicación que fue órgano de gestión y difusión del sindicato agrícola local

Al igual que la cooperativa agrícola, la revista El Labrador de Piloña fue un órgano de gestión, en este caso de difusión, del sindicato agrícola de Piloña. Como tal fue proyectada y dirigida desde el año1905 por el ideólogo de esta asociación de labradores, don Ceferino Fernández Melendreras. Su primer número vio la luz el día primero de enero del año1906, tal como queda reflejado en el diario El Progreso de Asturias en su edición del día 3 del citado mes y año.

En esta primera publicación, impresa por la Compañía de Artes Gráficas de Gijón, y en posteriores números por Gráficas de Sama de Langreo y Compañía asturiana de Artes Gráficas y Lit. Jerezana, aparece el modelo de portada que pervivirá durante toda su existencia: sobre un evocador paisaje asturiano que incluye un caserío con hórreo, aparece en primer término un labrador ataviado con traje regional y en la parte superior las siguientes referencias: «Revista mensual», «Órgano del Sindicato Agrícola», «Gratis para todos los Asociados». No podemos determinar el número total de ejemplares de cada tirada, sólo suponerlo teniendo en cuenta que los asociados en 1914 eran 1800 y además de estos se enviaban a todos los centros asturianos de América y a muchos particulares de aquellas lejanas tierras que contaban con la condición de asociados.

En cuanto a su estructura interna, la revista no tenía secciones fijas, aunque incidía siempre en los mismos temas. Por lo general, se informa de hechos ocurridos en las diferentes parroquias, a veces se elogia la filantropía de algún vecino como es el caso de don Manuel Peláez (Robledo de Anayo), que pone todos sus conocimientos, en ausencia de maestro, a disposición de todos los parroquianos con el fin de contribuir a la instrucción de esta población.

No pasan inadvertidas las desgracia climatológicas que en ocasiones afectan a las cosechas, tal como fue el «pedrisco de Santiago» que arrasó en 1911 las cosechas de las parroquias de Maza, Coya, Pintueles, Anayo y Borines, para las que el sindicato reclama al Gobernador y a la Diputación ayudas urgentes. Las notas agrícolas eran una constante: se informaba sobre la conveniencia de abonos de ciertos cereales, el cultivo idóneo y tratamientos a emplear en avena, cebada, nabos, centeno o trigo y se daban a conocer ensayos agrícolas llevados a cabo en otras latitudes y regiones españolas. No faltaban noticias de carácter internacional, enviadas por quienes al otro lado del charco, por lo general desde Cuba, colaboraban con informaciones de la situación política que estaban viviendo, o con su visión personal de acontecimientos tan importantes como fue la voladura del Maine en el puerto de La Habana.

La revista, en general, también ofrecía un gran servicio a las parroquias en cuanto que a través de ella estas daban a conocer las actividades de sus respectivas asociaciones, cuando las tenían. La sociedad Unión de Labradores de Coya utilizaba frecuentemente este medio de comunicación y difusión. Así da a conocer el nombramiento de Presidente honorario de su asociación que recae en la persona de don Enrique Huerta, residente en Méjico, asiduo benefactor que les había donado últimamente cien pesetas. Don Enrique Huerta, ciertamente, era de Bargaedo y emigrante en Méjico en donde hace una inmensa fortuna. Él es el que construye en Coya el conocido palacio de Bustiello, en donde pasaba grandes temporadas el sobrino con el que compartía los grandes negocios de Méjico, Manuel Martínez Huerta, padre de una niña que nace en dicho palacio, Micaela Martínez Salinas, y que profesará como religiosa de clausura en el monasterio de la Visitación de Oviedo (Salesas), en donde desarrollará sus dotes de pintora y una amplia producción literaria como poetisa en lengua asturiana.

En definitiva, don Ceferino Melendreras ponía este medio a disposición de todos los campesinos de Piloña, que le llevan a ocupar el sillón municipal como primera autoridad del Ayuntamiento. No era esta sin embargo, de su interés. Prefería, como director de la revista en la que participaba con los pseudónimos “Pinón de la Estrecha” o “Céfiro”, seguir aconsejando al campesinado, procurando agudizar su connatural perspicacia frente al caciquismo local al que fustiga incesantemente.

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