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JC Herrero

El “PPE”, partido pensionista español

Encuentros en la tercera edad

El embarque de los partidos políticos a los mayores pensionistas con más de cuarenta años cotizados, a la plataforma “ASJUBI40”, ha tenido como respuesta la creación del primer partido de pensionistas de España, era visto.

Las embestidas económicas a los trabajadores, que tienen que marchar con lo puesto de sus puestos de trabajo por cierre patronal, deriva en jubilaciones apuradas, dejando al borde de la pobreza a muchos mayores, algunos habiendo cotizado hasta cuarenta años, de ahí su plataforma “ASJUBI40”, haciendo bolos por media España hasta que les hartaron, les engañaron.

Nuestros abuelos madrugaron para incorporarse al mercado laboral, ahora les acuestan con pensiones de rescate. Algún partido, entonces en la oposición, les prometió que revisarían sus años de cotización, devolverles la dignidad, una pensión acorde a su extensa vida laboral. Ahora en el Gobierno, Europa reclama contención, España otorga. Las quince recomendaciones del Pacto de Toledo se desdicen, la ciudad de las tres culturas se queda en una.

A los ciudadanos nos secuestran el ágora, ahora está en manos cuarentenas y cuerpos menos seniles, mediana edad, que alivian la gerontocracia. Pero hasta aquí llegamos: diez millones de pensionistas son muchas voces, pero también muchos votos.

En este anfiteatro de representación popular llegó a ver diputadas con bebés apurando obstetricias e ingesta de la criatura, imagen tierna donde las haya, pero ese jovenado escenario durará un suspiro. Apuraremos congresos de representación generacional, más que territorial: de jóvenes, maduritos y mayores que impondrán la abuelocracia, con la consiguiente alianza.

Todo apunta a que el “PPE” de convergencia y conveniencia aterrizará en el Congreso de la mano de sus nietos. Los unos con un 40 por ciento de pensionistas de subsistencia y los otros con el cuarenta por ciento de paro juvenil, ergo los de mediana edad lo tienen crudo, sienten pasos.

Para entonces, el Congreso será más familiar –aún– que la tierna escena del amamantado. Hasta ahora, las divisiones ideológicas lo eran por etnocentrismo, independentismo y oportunismo terrocrático. Del chovinismo pasaremos a la discusión de humores, propios de la prostatitis y la exacerbada proliferación hormonal, destacando el buen rollo abuelo-nieto. El partido juvenil asoma.

Los tres sectores poblacionales del hemiciclo se quedarán en eso, dialécticas de quienes aguantan su ideología, de puño y letra, tal que “le estás acostumbrando mal” típico de padres epistemológicos: Marx, Engels y centralidades convenidas. Idiomas parlamentarios los justos, todo quedará en la jerga de bata y zapatillas de andar por casa, encuentros en la tercera edad.

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