Opinión

Microrrebelión

Una actitud de suspicacia ante la acción del Estado en todas las formas de este, y de rebeldía frente a excesos manifiestos, es muestra de salud en el ciudadano bien formado de cualquier república, coronada o no. Pero tampoco hay que pasarse. Un amigo mío, tan indignado como yo frente a la injuria de cada año con el cambio de hora impuesto por la UE, cuya falta de justificación real delata que solo pretende demostrar quién manda aquí, ha optado por no cambiar la hora de los relojes. Los que no lo hacen de forma automática están medio año en la hora y el otro medio adelantados. Cuando le digo que su rebeldía le obligará a estar muy atento para no llegar tarde o temprano a los sitios me responde que esa necesaria atención le recuerda cada vez que mira el reloj el agravio infligido, y así no caduca. A la UE también le llegará su hora –añade– y ese día conviene tener las pilas cargadas.

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