Opinión | Billete de vuelta

Resucitados y otros regresos de ultratumba

Los creyentes celebran hoy uno de los momentos cruciales de la fe cristiana, el que da sentido a la existencia del pueblo de Dios: la resurrección de Jesús. En condiciones normales, sin el ataque inmisericorde de la pandemia, esta mañana habrían desfilado por miles de localidades de este país, pequeñas y grandes, del norte y el sur, de oriente a poniente, imágenes del Resucitado. Y los campanarios habrían volteado el bronce en machacón repique para conmemorar la hora del sepulcro vacío.

No hubo Semana Santa en la calle a cuenta de la crisis sanitaria, de manera que la religiosidad popular quedó al recaudo de la espesura de los templos. Y en obligado “numeras Claudia”. Por el pánico pío a salir de casa tuvo más audiencia televisiva que nunca el vía crucis papal.

No se celebraron procesiones, desfiles de pasos que componen un ejercicio de evangelio tallado, esa suerte de teatrito catequético que es representativo aún del modo de sentir de mucha gente. No hubo túnicas ni cíngulos de penitentes en silencioso recorrido, pero no faltaron, a deshora, tontos de capirote cuya negligencia puso en peligro la integridad de otros. Y que obligó a patrullar a los centuriones de la municipal.

El tablero –en ocasiones madero– de la política española registró en acto previo a los días festivos sonados regresos de ultratumba, como la declaración judicial de Aznar, Rajoy y Cascos a cuenta de las treinta monedas de Bárcenas, que todos niegan salvo el tesorero. Los dos expresidentes y el ex general secretario le hicieron al juez un San Pedro: negaron no ya tres veces, sino setenta veces siete la caja B. Y para túnica nazarena y penitente, la de los dirigentes que le quedan a Ciudadanos. Y su lideresa, más cabizbaja que una Soledad.

Malos tiempos para la teología, pero buenos para el arrepentimiento. Se puede no creer en Dios, pero por mucho que cuesta en estos días de desesperanza conviene no perder la fe en la humanidad, donde el porcentaje de personas de bien supera con creces a la lista de éxitos del sindicato de hombres del saco.

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