Para que todo el mundo esté pendiente y hasta dependa de lo que a uno le pase no hay nada como declararse independiente. Desde que lo hizo Madrid y empezó a ir por libre en España, haciéndolo además en plan kamikaze, la única comunidad autónoma que nació sin gana alguna de serlo y solo por defecto (un vacío en el mapa) es objeto de todas las miradas. A casi un mes todavía del gran derby madrileño reina ya inusual expectación ante lo que se dirime: si queda algún signo de vida en Ciudadanos, si Iglesias Turrión logra aguantar por Podemos (y por el cuerpo), si Vox era solo una segunda marca del PP, si el PSOE mantiene el tipo yendo de serio, y si en su conjunto gana el derby la izquierda o la derecha. Pero, sobre todo, si la osada Ayuso, que declaró la independencia de Madrid, tiene techo o sube tanto que además de ganar le mete el agua en casa a Casado hasta la cocina. ¡Qué partido!
