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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

A la caza del cazador

Con la amenaza de plante de los cazadores de casi la mitad de los cotos de la región, los jabalíes acabarán disparando a las escopetas en Asturias. Por el Cantábrico correrá la liebre y por el monte en veda la sardina, tralará, porque no habrá quien le eche el lazo ni quien le ponga un cascabel al rececho.

¿No hay forma de que la Administración regional y el actual consejero del ramo ordenen la actividad cinegética de una forma sosegada y consecuente, pactando con el sector y consensuando medidas? Hablando se entiende la gente, lo contrario es enredar con postas. Más bien al contrario, los mandamases de la cosa rural parecen haber tomado partido por la chapuza y el frangollo. Resulta inaudito que la temporada de caza se haya iniciado sin saber a qué atenerse, habida cuenta de que empezaron a sonar disparos sin que el Boletín Oficial de la Provincia publicara, como obliga la legalidad, la disposición general de vedas. Eso no ocurre ya ni en las repúblicas bananeras ni en otras más aseadas donde emborrachan a los osos para ponerlos a tiro de reyezuelos de poca monta.

Cada vez hay menos cazadores en Asturias, pero no menos caza. En los años ochenta había en Asturias 31.000 escopeteros con licencia. Cuatro décadas después ya solo quedan 11.000. O sea, dos de cada tres han puesto candado al arma. Cuanto menos escopetas, más fauna salvaje. Es cuestión de pura razón aritmética. No olviden los que salen a la caza del cazador que una actividad cinegética ordenada, bien planificada y sometida a los planes técnicos contribuye a preservar el patrimonio natural y la biodiversidad. Puede que ayude incluso a fijar población rural. No deje el Consejero que por desinterés o desidia le salga el tiro por la culata.

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