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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

Masas y élites insatisfechas

Un recién nacido hoy en Argentina tiene un 40% de posibilidades de ser pobre. Cuando Mauricio Macri llegó a presidente, la pobreza estaba en el 25% y prometió que la dejaría en el 0%. Lo logró a medias: acertó totalmente en el 0 y falló rotundamente en el 4 que le antecede. Sentimos Argentina muy cercana por la lengua que manejan mejor que nosotros, por el vaivén de seis siglos, océano mediante, y porque nuestra pobreza infantil está en el 27,4% y en el centro del debate político. Perdón, esto último, no es verdad.

Hace años, para hacer frente a la pobreza infantil creíamos que bastaba llevar la planificación familiar a los pobres para que tuvieran familias cortas como las de la clase media. Ahora ya no porque no es que los pobres estén haciendo muchos niños para la sociedad es que la sociedad está haciendo muchos pobres y algunos tienen niños.

Los niños pobres de España cuentan con la ventaja de que no tienen adónde ir. A los centroamericanos los lanzan por encima de la valla para dejarlos solos en suelo de Estados Unidos y a los africanos los traen las madres dentro y fuera de la barriga, a bordo de embarcaciones precarias.

El académico estadounidense de origen ruso Peter Turchin se ha fijado en que también la familia real saudí tiene más hijos de los que puede atender en condiciones de príncipe y eso es hace que alguno le salga Bin Laden. Quien dice la familia real saudí dice hijos de familias de las élites que acaban carrera en las mejores universidades y luego no encuentran consejo de administración desde el que seguir estropeando el mundo.

El experto en finanzas John Mauldin ve una explicación del populismo en “la alianza antisistema entre las víctimas de desigualdad creciente y las élites insatisfechas”. Se han aliado por el lado malo. Las masas defraudadas se darían por contentas si pudieran vivir como élites insatisfechas y, para seudodarwininos, si las élites insatisfechas usaran su formación y empuje como masas defraudadas dejarían de ser una cosa y la otra. Pero eso sería repartir y restar desigualdad y lo prohíbe su religión.

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