Dentro de unas semanas los madrileños decidirán el próximo Gobierno regional. Para muchos, quizás, esta cita es una más. Sin embargo, no es neutro que gobiernen unos u otros. En Asturias sabemos muy bien el efecto de las políticas del socialismo... Con cada gobierno, Asturias se ha hecho más pobre.
Aquellos que ante unas elecciones están indecisos deberían prestar mucha atención a las cifras que dejan las políticas liberales en materia económica del Partido Popular, y el rastro de sequía, desesperanza y empobrecimiento de las políticas socialistas. En Asturias los demandantes de empleo en 1 año se han elevado a 117.198 (20.000 más que el año pasado). De todas esas personas, el 37% es mayor de 50 años. Un verdadero drama ya que, por una parte, no debemos olvidar que a mayor edad es más difícil encontrar empleo y, por otra, todas estas personas están perdiendo cotizaciones de su jubilación.
A lo anterior hemos de sumar la gran cantidad de gente en nuestra región que aún sigue en ERTE... ¿Qué pasará cuando se acaben los ERTEs? Un panorama incierto y desolador. Pero no nos engañemos, de Areces a Barbón pasando por el señor Javier Fernández, el único horizonte que han sabido dibujar para nuestra región es precisamente ese, el de la desolación.
La COVID-19 no tiene la culpa. La sangría de cierres de comercios y empresas (pequeñas y grandes) en Asturias se lleva dando desde hace muchas décadas, bajo la mirada cínica y cómplice de los sindicatos UGT y CCOO que han confundido la lucha obrera con destruir el tejido empresarial asturiano.
Todos ellos, socialistas y sindicalistas han hipotecado el futuro de nuestra región. Han optado por una comunidad falsamente acomodada dependiente de ayudas, en vez de por una libre y emprendedora. Han optado por una comunidad en permanente lucha a costa de despedir, una por una, a las empresas que daban empleo a miles de asturianos.
Los 117.198 parados en Asturias, frente a los 123 millones de euros que nos cuesta a todos los asturianos mantener el Servicio Público de Empleo del Principado de Asturias. ¿Resultado del servicio? Más parados año tras año. Estas son las cifras del socialismo, y da igual que el cabeza de cartel sea una visceral Adriana Lastra, un ególatra Sánchez o un cándido Gabilondo. Unos y otros son el mismo peligro, representan una gestión ineficaz que lastra el futuro de España: más impuestos y menos empleo, más dependencia del Estado y menos iniciativa emprendedora, más gasto público y menos planes estratégicos.
