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Compromiso con el futuro

El indudable potencial de los valles mineros

Las Cuencas Mineras han sido, seguramente, una de las zonas de Asturias, España y Europa más castigadas por los cambios en los modelos productivos. En las últimas décadas, se ha producido un auténtico derrumbe del entramado que sustentaba su economía. No es sólo una cuestión de rentabilidad y competitividad de la extracción del carbón, sino también el fin del paradigma energético, con la superación de este mineral como elemento imprescindible en la generación de energía.

La Revolución Industrial situó el carbón en el centro de un sistema productivo que ha quedado atrás, especialmente por el impacto medioambiental, pero también, en nuestro caso, por las dificultades de llegar a las vetas en una situación económicamente competitiva y rentable.

El cambio de modelo ha supuesto una sangría en el empleo y en la evolución demográfica. Las cuencas del Caudal y del Nalón (igual que también ha sucedido en la comarca del suroccidente) han perdido habitantes, con un envejecimiento acelerado, por la salida de las nuevas generaciones hacia otros lugares, dentro y fuera de Asturias, con mayores oportunidades de empleo y desarrollo personal.

Y, a pesar de este contexto tan negativo, las Cuencas mineras tienen futuro. Así lo creemos. En primer lugar, por una historia que hace de estos territorios un buen lugar para el asentamiento de nuevas empresas y actividades, más ahora con un desarrollo importante de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, y, también, porque a pesar del declive se mantienen compañías punteras en distintos ámbitos: desde el zinc a la industria químico-farmacéutica; pasando por otra relacionadas con la metalurgia o los bienes de equipo.

Junto a todo ello, ambas cuencas han visto florecer nuevos negocios relacionados con el turismo, tanto por elementos con “tirón”, como puede ser el museo de la minería, como por el desarrollo de establecimientos de turismo rural, que aprovechan un paisaje único.

Las Cuencas tienen futuro y los Fondos Europeos de Transición tienen que aprovecharse para reorientar la economía y el modelo productivo. Iniciativas como la que LA NUEVA ESPAÑA puso en marcha hace ahora 25 años demuestran que es posible el compromiso con el territorio y el desarrollo.

Hoy, necesitamos el máximo compromiso de instituciones y también de la sociedad civil. Todo el legado industrial y productivo de las Cuencas del Caudal y del Nalón, su situación geográfica estratégica en el conjunto de Asturias, deben servir para lograr una reactivación que aproveche toda esa tradición para colocarse a la cabeza en el nuevo modelo productivo que surja con la descarbonización.

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