En el contexto actual de polarización, dominado por la confrontación, se necesita mucha “higiene“ política, ¡mucha!. El último capítulo vivido en torno al debate de los candidatos a las elecciones madrileñas, no ha hecho sino reforzar la idea de que no nos podemos permitir que los extremos nos arrebaten el Madrid tolerante, plural y abierto que siempre ha sido.

Ciudadanos simboliza esa “higiene”, la de un centro liberal que allí donde gobierna u ocupa puestos de responsabilidad, demuestra compromiso y eficacia.  Bien, con políticas que mejoran la vida de las familias, garantizan la supervivencia de las pymes y autónomos, destinan recursos a lo que de verdad importa: la educación y la sanidad o bien, eliminando la burocracia para facilitar los trámites más básicos, imponiendo una fiscalidad reducida o favoreciendo la libertad de elección de médico y colegio. Todo ello, sin la necesidad de enarbolar eslóganes vácuos, simplemente apostando por medidas que apuesten por las personas.

Desde siempre, pero especialmente en el último año, Ciudadanos ha demostrado una extraordinaria capacidad para hacer una oposición constructiva, sensata y respetuosa. Porque la sensatez y la concordia, son en medio de tanto ruido y crispación, la única herramienta capaz de atenuar tanta crudeza social y laboral, tanto desánimo y fatiga. La pandemia nos ha dejado muchas cicatrices, muchas pérdidas, costes económicos, sociales y psicológicos, que ahora se hacen patentes. Y es ahora, cuando se necesitan dirigentes cuyo atributo esencial sea la empatía. Porque junto a la responsabilidad, ambos, construyen la confianza.

Como muy bien dice el ensayista, narrador y periodista, Sergio Sinay “la empatía requiere caminar al menos cien metros con los zapatos del otro. Un requisito que ninguna Constitución regula, pero que todo gobernante debería cumplir”.

Las crisis son entendidas como momentos de cambio, de incertidumbre e inestabilidad, pero también de esperanza. Lo decisivo hoy es la puesta en marcha de mecanismos que mejoren nuestras vidas, porque eso es hacer política, ¿no?. Política con mayúsculas. Porque los problemas no entienden de ideologías, no son ni izquierdas ni de derechas. Por eso, más que nunca necesitamos líderes capaces de conectar con la ciudadanía, empatizar, a través de la verdad y de un diálogo abierto, cercano y amable.

De vuelta a la cita electoral del próximo 4 mayo, Edmundo Bal suscita entusiasmo y aporta solvencia. También sensatez, cordura y visión de futuro. Bal es un tipo normal y ecléctico. Abogado del Estado, motero y percusionista. Un hombre con 150 propuestas bajo el brazo que abarcan tanto la vivienda, la ciencia, los jóvenes, los funcionarios o las familias, entre otros asuntos. Sin duda, la mejor opción para un Madrid sin bandos.