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En corto y por derecho

Arturo Román

Humor del absurdo en el BOE

“La referencias que en el texto de este real decreto se hacen a instalador, reparador, conservador, los trabajadores, los operarios cualificados, un técnico titulado universitario, el responsable técnico, los socios, operador de grúa, el médico, un profesional habilitado, el fabricante, el titular de la empresa o al representante legal, así como al interesado, deben entenderse hechas respectivamente a instalador o instaladora, reparador o reparadora, conservador o conservadora, las personas trabajadoras, las personas operarias cualificadas, un técnico o una técnica con titulación universitaria, el personal responsable técnico, las personas socias, operador u operadora de grúa, el médico o la médica, un o una profesional habilitada, la o el fabricante, la persona titular de la empresa, la o el representante legal de la empresa, así como la interesada o el interesado”. Lo que leen no refiere a una pieza maestra del humor del absurdo de Jardiel Poncela o a una escena cómica de Faemino y Cansado. Se trata de la modificación de un real decreto del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo por el que se regulan diversas normas reglamentarias en materia de seguridad industrial adaptado al uso de un lenguaje no sexista.

Sobran las palabras, nunca mejor dicho. Y aplaudan, amigos, porque el BOE acaba de resucitar a “La Codorniz”.

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