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Tino Pertierra

Solo será un minuto

Tino Pertierra

El fracaso del triunfo

Raquel: “Fracasé. Es una realidad que los demás ignoran. Confieso el secreto de que me admiren tanto y me muestren tantas muestras de devoción: sé fingir. En eso soy la mejor. Soy la reina de la farsa, una experta en camuflaje emocional e intelectual que nadie, hasta el momento, ha logrado detectar. Bueno, casi nadie. Enrique lo hizo. Claro que él me conoció cuando yo no era una escritora de éxito, una autora famosa con miles de seguidores en las redes sociales y constantes aluviones de ‘me gusta’ cada vez que publico cualquier cosa, por ñoña o simplona que sea. Como no leo críticas negativas, vivo en yupilandia. Mis falsedades las hago con total convicción, incluso cuando digo te quiero. Enrique pasó por mi vida fugazmente, justo el tiempo que necesité para aprender todo lo que debía saber antes de lanzarme al camino de la escritura comercial. No quiero ser una buena escritora, le espeté con sinceridad –desnuda–, quiero colas cuando firme libros. Enrique era un profesor de literatura que fue editor arruinado y publicó una novela que pocos leyeron. Ni siquiera yo cuando me la regaló. La dedicatoria era preciosa pero 567 páginas sin puntos y aparte me disuadieron. La última vez que le vi me dijo: no tengo la menor duda de que triunfarás, tienes todo lo que hay que tener, y tampoco la tengo de que algún día te arrepentirás. Reí con arrogancia (¿o fue desdén?) a unas palabras que me sonaron sarcásticas, pero le agradecí sus consejos y a los pocos años alcancé mis objetivos. Y la profecía de Enrique, ya difunto, se cumplió. La historia del cómo no la contaré. Mis fangos son míos, y solo míos.

¿A nombre de quién?, pregunto a la lectora que me ofrece mi novela ‘Adiós, Lucía, adiós’ para que se la dedique con mi dulce sonrisa de mascarillas”.

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