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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Castillos en el aire

La patronal xixonesa se propone imitar a Bilbao y San Sebastián y atraer visitantes “en familia y con alto poder adquisitivo”. El deseo está bien, ¿pero la idea? Frente a Xixón, San Sebastián tiene una larguísima tradición de destino veraniego de élites, entre otras cosas, por haber sido plaza de descanso de la realeza. Aquí, salvo una visita de Isabel II en el verano de 1858, poco mas hubo. Bilbao ha conseguido en las últimas décadas, con la modernización, el Guggenheim y la propaganda, un enorme atractivo.

Pero la cuestión no es lo que queremos, sino lo que tenemos para que se logre lo que queremos. No que nos gustaría ligar con lo mejor del baile, sino qué ofrecemos para atraer a lo mejor del baile. ¿Y qué podemos ofrecer, aparte de les letrones y el Elogio? Pues yo creo que poco. No tenemos una imagen potente de lo que somos, entre otras cosas, porque no queremos ser nada, aparte de un apéndice, muy español, de Madrid.

Disponemos de una pieza única, un monumento singular, la Universidad Laboral, pero la única preocupación oficial, aparte de degradar su entorno y empeorar su arquitectura, parecer ser la de señalar el carácter nefando de su origen. Tan es así, que el Ayuntamiento progresista de la ciudad se negó en un momento a la tramitación de su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Ahora ellos y el Principado tienen la declaración guardada en la tenada y han de ser los antiguos alumnos los que vuelvan a impulsar el proyecto.

Si no somos ni queremos ser un proyecto singular y potente es difícil que se enamore de nosotros lo más distinguido y solicitado del baile.

Otra. Educación ha establecido cinco macropuentes para este curso. ¿Quién cuida a los alumnos durante esas fechas si ambos padres trabajan?

Y luego se les llena la boca con la palabra “conciliar”. ¿Será de “concilio”?

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