Una ola de solidaridad recorre el PSOE, una pena negra aflige a la gran familia del puño y la rosa. Resulta que a la vicesecretaria general y portavoz en el Congreso, la riosellana Adriana Lastra Fernández, le han dicho en la radio que es una “nini”, en un periódico digital que lidera una supuesta rebelión socialista contra Iván Redondo Bacaicoa, jefe de gabinete de Pedro Sánchez Pérez-Castejón –“se ha cargado el partido”, dicen que dijo– y en las redes sociales, de todo por la decisión del partido de expedientar a los históricos socialistas Joaquín Leguina Herrán y Nicolás Redondo Terreros. A la tormenta del desastre electoral madrileño ha seguido una lluvia de críticas contra la asturiana, centro en esa diana y en el consiguiente chaparrón de abrazos convocados al grito de “prietas las filas” del nuevo socialismo español.
“Cuando se falta a un referente nuestro, nos faltan a todas y todos”, escribió el ministro de Transportes, José Luis Ábalos Meco, tras enviar “todo nuestro cariño y apoyo” a Lastra. “Si alguien destaca por su trabajo incansable, leal y comprometido con los valores progresistas y feministas” es ella, acompañó la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo Poyato.
“Se han publicado noticias falsas sobre mí, me han dedicado editoriales insultantes y se han orquestado campañas de acoso en mi contra”, respondió la doliente interpelada con un “no nos van a amedrentar”.
