Si algún lector desprevenido llegó a pensar que Pablo Iglesias Turrión decidió contarse la coleta porque empezaba a estar hasta el moño de la deriva electoral de Podemos, quítese esa idea de la cabeza. La fotografía difundida con el nuevo “look” del ex vicepresidente segundo del Gobierno sanchista responde a una calculada estrategia de blanqueamiento capilar, si se tiene en cuenta que para quien posa, distante, Iglesias es para el fotógrafo oficial de su partido, Dani Gago.
El libro que mantiene entre sus manos el líder morado, de título escatológico, “¡Me cago en Godard!”, es un texto irreverente de un periodista asturiano, Pedro Vallín, natural de Colunga, que curiosamente se formó en esta casa. No sé a ustedes, pero a este humilde plumilla el nuevo Iglesias se le parece al Bardem que hace de malo en “Skyfall” sin la cabellera teñida de rubio platino o puede que se tire un aire al Príncipe Encantador de “Shreck”. Buen lavado de imagen, en este caso, para quien ejerció de ogro.