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Juan de Lillo

La foto de las fotos

Parece increíble que cuarenta años después, sea una foto la que marque la senda de la política nacional. Desde el invento del “trifachito” me pareció infantil que la izquierda pusiera el énfasis en que los líderes de tres partidos de la derecha, pero diferentes y con distintos argumentos, aparecieran juntos en un escenario, hecho que no suponía en modo alguno que sus ideologías fueran intercambiables, por mucho que sus adversarios quisieran que fuera así. Para la mayoría de los españoles no sectarios, no significó nada. Una foto.

Sin embargo, me extraña que hayan sido las huestes heterogéneas de Sánchez el irresponsable, que no se hace cargo de casi nada salvo de los indultos, levantaran el grito para embarrar la escena. Y digo que me extraña, porque el jefe del Gobierno aparece en todos los medios fotografiado con políticos y afines de extrema izquierda y separatistas de todo pelaje, sin que desde ningún ámbito les recuerde a cada momento que ellos integran, desde hace tres años, un “plurirojito” y un “multiseparatito”, sin que se sonrojen, aunque la deriva que llevan cause daño y sitúe en grave riesgo la buena avenencia y la integridad territorial de España. Es que además, aparte de que él los tiene dentro, en la mesa del Consejo, todos le sirven de muleta indigna para agarrarse al sillón. ¿Son comparables las fotos?

Y ahora que se avecina una manifestación contra Sánchez y sus indultos, aparecen de nuevo quienes esperan que se repita la foto, ya imposible, para echar una cortina de humo sobre lo que realmente interesa que es la situación del país y el riesgo cierto de ruptura. Porque la protesta por lo que se propone es en realidad perpetuar al “líder” socialista, en contra de una mayoría importante de españoles, no pocos socialistas incluidos.

Sin embargo, de la jornada del día 13, la foto que verdaderamente importa, la que tendrá auténtico valor ante los hechos, será la de los miles de manifestantes que se unirán para recordarles al Gobierno, a los separatistas, a los hijos de los etarras, a los leninistas y acompañantes, que una parte notable del pueblo no comparte el destrozo que significa menospreciar al Supremo, al Estado de Derecho, el respeto a las leyes y a la paz para todos. Esa será la foto que recorrerá España y que recordará al presidente del Gobierno, que para “ocupar” La Moncloa no vale todo, y todo es sobreponer sus intereses al bien general.

Esa deriva totalitaria, “aquí quien manda soy yo”, es un reto, un menosprecio y un permanente ataque de soberbia frente a los verdaderos demócratas del país, que somos millones. Y repito lo dicho en mi artículo anterior: todo parece indicar que Sánchez se dispone a ponerse a la cabeza de la sedición. Después a España ya nadie la identificará, y esa será, verdaderamente, la gran foto. La foto de las fotos, porque, los rupturistas, lo repitieron machaconamente, no van a renunciar a sus proyectos.

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