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Esteban Greciet

Clave de sol

Esteban Greciet

La tentación de controlarlo todo

La división de poderes ha desaparecido

Vivimos tiempos que parecen preludiar grandes cambios de la vida en sociedad. Dentro del desorden político que nos afecta, sin otro criterio que la sustitución de lo establecido por la demolición de España, no es precisamente menor el forzado desdén por el régimen monárquico.

Pero no parece justo ni oportuno ni conveniente plantear nuevamente el intento de cambiar la forma de Estado. Subrepticiamente, y a veces no tanto, el vigente sanchismo –si así se puede hablar en una materia tan fluida– está claramente ninguneando a la Casa Real que ya no sabe qué hacer para mantener una discreta presencia pública.

Si bien se mira, acaso podríamos apreciar que vivimos una situación política más que discutible en su elemental legalidad. Ni siquiera las fórmulas de aceptación de la representación parlamentaria fueron respetadas por todos para ajustarse a lo protocolario.

La terrible pandemia que nos afecta desde hace año y medio, con un costo de centenares de miles de vidas humanas y el consiguiente derrumbe económico, parece que declina muy poco a poco y es enfrentado entre nosotros con criterios dispares, a veces contradictorios y siempre en apariencia caprichosos y en la duda normalmente restrictivos.

Con el factor añadido y determinante de los separatismos y la indudable fragmentación de España en diecisiete taifas con la separación a la vista de catalanes y vascos, la potenciación de los idiomas locales, además de la incentivada tarea separadora en lo político y lo cultural.

No sirve de mucho buscar los orígenes de la situación, pero sí en la tentación de los experimentos y sobre todo en el afán totalitario de control cambiando las reglas de juego. Han desaparecido en la práctica gubernamental los criterios únicos y respetuosos con lo establecido.

La Monarquía está reducida a un papel decorativo, la división de poderes carece ya de sentido con el ascenso de la Ministra de Justicia por sublimación y la nueva asignación de competencias, la segunda Cámara ha desaparecido en la práctica.

Me pregunto si entre nosotros existe hoy de veras la tradicional división de poderes.

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