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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El viejo PSOE ya no existe

Esto que ven ya no es el PSOE de siempre: es el PSOE de Sánchez, un partido hecho a su medida, un traje que el presidente del Gobierno se está confeccionando con patrones de distinta tela en la esperanza de que le quede como un guante. Y va camino de la hechura. La derrota el domingo en las primarias socialistas andaluzas de Susana Díaz, la bestia negra del líder, la que logró echarle una vez de la secretaría general, sepulta la última posibilidad de contestación, de corriente crítica interna. Los barones han quedado reducidos a ceniza o convertidos en chambelanes, cuando no acaban disputándose el oficio de “groom of the stool”, en cristiano “limpiaculos”, labor que realizaban ciertos nobles en beneficio de la higiene íntima de los reyes de Inglaterra, a los que tenían el honor de asear las posaderas después de defecar.

Como Ferraz ni olvida ni perdona –ejemplos hay en el socialismo asturiano de destacadas devoluciones a los corrales desde que se instauró la monarquía de este Rey Sol refulgente–, Susana Díaz quedará aparcada en el desván oscuro de los trastos viejos, con sus camisetas recientes de mensajes ñoños (“It’s on time to make the magic”) que no le sirvieron para hacer magia frente al gran prestidigitador, capaz de vender humo como un encuentro de altura un paseo de medio minuto con Biden.

Quienes preveían, con la reunión de boys scouts en Colón y las primarias en Andalucía, un domingo de dolores para el presidente del Gobierno erraron el tiro: la jornada acabó en loor de gloria: Espadas en lo más alto del Sur y Ayuso metiendo al Rey y a Casado en un apuro al vincular al monarca con el indulto a los secesionistas, con frenada y envaine posterior de la presidenta madrileña. Al PSOE de Sánchez le vienen bien dadas, más por los errores de bulto de sus rivales que por sus propios aciertos, que se cuentan con los dedos de una mano y sobran cinco.

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